Dejo atrás a Egipto. Ha sido una bonita primera parada en mi ruta por el mundo y un buen aprendizaje. Ahora tocaba despedirme de Egipto. Me levanté a las 8:00 para prepararme con tiempo. Noté que no me había levantado del todo bien ya que al parecer había pasado frío por la noche con el aire acondicionado. Me dolía la garganta. Cogí el uber al aeropuerto y pude vivir una última vez esta locura de tráfico. En el aeropuerto decidí facturar mi mochila grande ya que podía hacerlo en vez de llevarlo encima todo el tiempo. En el check-in me metieron miedo al no tener pruebas de salida de Singapur. Yo solo llevaba un vuelo de entrada a Singapur ya que después de eso iba a viajar por tierra por el sudeste asiático. La señora me dijo que eso me podía dar problemas al obtener el visado en Singapur. Decidí, para quitarme de jaleo, comprarme un ticket de autobus de Singapur a Malasia por 2 euros.
El vuelo a Bahréin fue corto y dormí gran parte de ello. En Bahréin tenía unas 6 horas de espera para coger el vuelo a Singapur. Tras pasar por varios controles donde sorprendentemente sólo veía hombres esperando en la cola, vi una gran sala de juegos. Un buen sitio para pasar algunas horas. Tenían muchas pantallas con la Playstation 5 y pude jugar al último PES. Me gustó el juego más que el Fifa, porque es más lento y táctico y no se marca tantos goles como en Fifa. Pero perdí casi todos los partidos contra la consola y ya notaba mi enfado al no poder ganarle. Ya fue suficiente consola y me fui a cenar. Tras el largo día, ya estaba notando que había caído malo. Tenía un gran resfriado con muchos mocos y dolor de cabeza. Fui a cenar al Burger King para obtener algo de energía. Después de eso me monté en el avión y ahí nos dieron de nuevo una cena la cual me la comí también entera. Era ya madrugada y pude dormir tranquilamente toda la noche.