¡Primer día de diciembre! Un poco raro estar tan lejos de la familia y casa siendo un mes de estar con la familia en Navidad. Ya suena por aquí las canciones de Navidad. No entiendo muy bien porque tienen aquí Navidad, cuando es un país musulmán. Había quedado a las 10:00 con dos chicas para ir al gimnasio. Me costó trabajo levantarme, pero ahí estaba yo para ir al gym. La chica americana no apareció y me fui con Roxanne, una chica de Canadá. Tras una hora de gimnasio, lo cual me sintió genial pero me dejó reventado, decidimos ir al hostal y pegarnos una ducha. Una vez duchados, vimos al chaval de India y entre los tres nos fuimos a un sitio para desayunar. En realidad ya no era hora de desayunar. Eran ya casi las 13:00 con que era más un lunch. Me pedí unos sándwiches con huevo y unos rollitos de primavera de estilo sano con verduras. Muy bueno la comida y entró de maravilla tras el esfuerzo de por la mañana. Después de eso nos fuimos al centro de la ciudad para explorarlo. Roxanne se fue y me quedé con Rajesh. Entro los dos dimos una vuelta descubriendo este pequeño mini Holanda. Antiguamente estaban aquí aparte de los holandeses, también los ingleses y portugueses. Pude ver varias cosas típicas holandesas, como los canales, un molino de viento y muchas palabras derivadas del holandés. En una iglesia vi los típicos nombres holandeses de la gente que estuvieron aquí en el siglo 17. En el edificio del ayuntamiento todavía pone la palabra “Stadthuys”, la manera antigua neerlandesa de escribir el actual “stadhuis”.
Dimos una vuelta por los canales y miramos si montarnos en un antiguo barco portugués, pero no valía la pena por lo que costaba. Mejor fue lo que hicimos después, que fue como una noria que giraba para ver desde alto toda la ciudad. Desde alto pude ver más influencias de Holanda, viendo las típicas casas. Era sorprendente ver después de tantos siglos todavía estas características. Después de la noria me hice la foto que no podía faltar: delante de un pequeño molino de viento con delante figuras de vacas. Vamos, que me sentía en ese momento como si estuviera en Holanda. Bueno, quitando la temperatura, la humedad, la gente, la comida, ….
Tras eso volvimos al hostal. Tenía plan de descansar un poco, pero me puse con Rajesh a jugar un poco la Play. Nos pusimos a jugar al Fifa y el como bueno indio, nunca había jugado fútbol o se sabía las reglas. Me sorprendió que había gente que no habían visto o jugado al fútbol, siendo el deporte número 1 en el mundo. En India el fútbol es nada, mucho más importante es el cricket por ejemplo. Me quedé con la boca abierta cuando Rajesh, empezando la segunda parte, fue a marcarse en propia portería al no saber que había cambiado la portería en la que tenía que marcar. Tras eso nos pusimos jugar los dos en el mismo equipo contra la CPU y conseguí que el tío marcará su primer gol y lo celebró como un niño chico. Le encantaba la emoción del fútbol y me sentí realizado por haber podido transmitir lo bello que es el fútbol.
A las 19:00 había quedado de nuevo con el hostal y los huéspedes. El plan era de visitar el mercado nocturno que se celebra todos los viernes y sábados. El mercado son puestos por las calles del centro con comida callejera. Me encantó ver tantas comidas diferentes y probé algunas cosas muy ricas. Entre tanto picoteo me llené el estomago y no comí mucho más. Se podía encontrar de todo tipo de comidas: carnes, pescados, frutas, verduras, jugos y todos hechos de diferentes maneras. El ambiente fue muy agradable ya que tampoco estaba lleno de gente. Tras unas horas dando vueltas y cenando, nos fuimos de vuelta al hostal. Allí nos pusimos a charlar y prepararnos para salir sobre las 24:00 al club enfrente del hostal. Yo y unos pocos más decidimos ir al supermercado para comprar algo de bebida. Al final cayó la botella más barata de vodka y compramos también algo de zumo de naranja y bebida energética para combinar con el vodka.
Con el cubata en el hostal empezamos a jugar varios juegos. Me toco con Roxanne a jugar contra otros dos al “beerpong”. Nunca lo había jugado pero lo había visto muchas veces en las típicas películas americanas. Y parece fácil, pero vaya que no metí ninguna bola en el vaso. Me toco beber varias veces de mi cubata. Roxanne sólo consiguió meter una bola y defendió nuestro honor. Después de eso jugamos al yenga y a otro juego de cartas para beber chupitos. Yo, sabio como soy, no participé con los chupitos pero sí seguía bebiendo poco a poco como siempre de mi vodka naranja. Sé de sobra ya que los chupitos a mi me caen fatal.
Sobre las 24:00 decidimos de irnos al club. Yo estaba dudando si al final ir o no. Estaba ya bastante cansado, pero al final fui con el grupo. Y al final acerté. Pasé una muy buena noche y como Hurtado que soy, no tuve hora para recogerme. Para entrar al club teníamos que comprar algo de bebida obligado. Entre unos pocos compramos un cubo de botellines y entramos al club. La noche para verlo. Vimos cosas extrañas: un tío disfrazado en un traje de perro, otro disfrazado de astronauta, mujeres bailando en los podios, gente pasando con jeringuillas de alcohol para dar chupitos, gente con pistolas de agua para hacer pompas de jabón y nosotros guiris siendo mirado por todo el publico. La música estaba bien: todo en inglés con un dj poniendo música techno. Pedimos dos cubos más de botellines y yo estaba a gusto en el club bailando y charlando lo que se podía con la música tan fuerte. Al final, el club cerraba a las 3:00 de la mañana y como última canción pusieron una navideña. Un poco extraño. Yo no tenía ganas de recogerme y quería seguir de marcha, pero no había mucho más a esta hora por la ciudad. Me fui con Roxanne, con la que tuve buen feeling y risas, a buscar algo de comida al 7eleven. En el hostal tenían una airfryer, con que compramos unos bah pao (bollos rellenos de carne cocidos al vapor). Entre los dos nos preparamos la comida, pero quedaron muy seco por haberlo tenido demasiado tiempo haciéndose. Pero nos daba igual, había hambre tras haber estado fuera la noche. Todos del club se habían acostado y los dos solos empezamos a charlar en la mesa de la sala común. Pasaron las horas y las horas y seguíamos charlando. Primero sobre cosas simples pero luego ya empezamos hablar sobre cosas más profundas: la vida, relaciones, objetivos del futuro, errores del pasado. La verdad que me encanta esos momentos en que sólo estamos yo y la otra persona y simplemente charlando de las cosas reales de vida. Por supuesto, está bien de hablar de las cosas cotidianas, pero creo que se conoce a las personas verdaderamente con preguntas más profundas o hasta incómodas. Esto para mi son los momentos bonitos del viajar en ponerte a charlar con una persona que acabas de conocer y poder llevarte horas y horas charlando. Y mira que yo me consideró tímido y antes hasta me daba pánico tener que estar sólo con otra persona y tener que llevar una conversación.
Me acordé de la pregunta que me hizo la chavala en Egipto sobre como definiría mi carácter y Roxanne también se quedo sin saber responder la pregunta muy bien. Afuera ya empezaba a ser de día y las primeras personas ya se estaban levantado en el hostal. Ambos seguíamos sin ganas de recogernos y nos fuimos a desayunar a un sitio que ella tenía ganas de visitar. El local abría a las 8:30, perfecto para nosotros. Nos fuimos andando hacía allí para quedarnos despierto y tuvimos un desayuno muy bueno mientras que seguíamos conversando. Tenían tostadas con crema de cacahuetes y kaya (una mermelada de coco hecho con lecho de coco, huevo y azúcar blanco). Y uff, yo que soy un fanático de crema de cacahuete con mermelada de fresa. Pero esta combinación era mucho mejor. Es la mejor combinación que he probado.
Al final mientras que desayunábamos y charlábamos, fueron ya las 9:30 y ambos ya estábamos reventados. A mi me queda otra noche más en el hostal, pero Roxanne tenía que irse para Kuala Lumpur esa misma mañana. Yo me fui a la cama cerca de las 10:00 y Roxanne también se hecho al final un rato para no tener que coger el autobus a Kuala Lumpur. ¡Para mi será mañana un día de descansar! ¡Buen día!