En busca de tiburones, parte 2 20/12/2023 Ao Nang (Tailandia)
En busca de tiburones, parte 2 20/12/2023 Ao Nang (Tailandia)

En busca de tiburones, parte 2 20/12/2023 Ao Nang (Tailandia)

En las anteriores islas me habían recomendado varias personas en hacer el tour de las 7 islas por Ao Nang. Es un tour que empieza sobre las 13:00 y hasta las 19:00 después de atardecer. Tenía la mañana libre y me levanté tranquilo y me fui a la calle para buscar un buen sitio para desayunar. Encontré un buen sitio cercano al hostal y allí me senté para desayunar. Unas tostadas con huevos fritos y zumo de piña natural. Después de desayunar di una vuelta por la ciudad y a las 13:00 me presenté en el hostal, ya que allí me iban a recoger. Llegando al hostal ya me estaba esperando el chófer y me monté en la furgoneta. Pasamos a recoger el resto de la gente y llegamos al puerto. Había que hacer cola para pagar un extra por el medioambiente y tras eso nos fuimos a buscar las lanchas. La gente de la furgoneta eran familias con niños y vi en el puerto grupitos de gente joven y intenté meterme en la lancha con ellos. No me funcionó la jugada y perdí la primera lancha. Me puse a hablar con unas chavalas de Francia y tras un cuarto de hora nos pudimos montar en una lancha.

Al sentarme escuché un español muy andaluz y le pregunté directamente en español que de donde era. Él me contestó de Sevilla. ¡El primer sevillano que me he encontrado por este viaje! Bernardo y yo nos pusimos a hablar y me contaba que ya hacía 20 años que no vivía en Sevilla ya que ahora estaba en Nueva York. Seguíamos hablando mientras que llegamos a la primera parada. Allí me tiré al agua para hacer snorkel y pude ver de nuevo coral y peces.

Así paramos en varios sitios para hacer snorkel y mientras tanto conocí a dos hermanos de Argentina también. Habíamos formado un pequeño grupito hispanohablantes y pasé un buen rato con ellos.

Para el atardecer paramos en Railay Beach, una playa que solo se puede llegar con lancha. Con la hora justa fuimos rápidamente a la otra parte para poder ver el atardecer. Justo a tiempo pudimos disfrutar del atardecer.

Tras bajar el sol fuimos a un restaurante donde nos tenían preparado una cena de buffet, la cual estaba muy buena. Pero también era porque ya tenía hambre de tanto hacer snorkel. Me senté con un Americano llamado Alex y estuvimos charlando un buen rato. Una vez que terminamos de cenar, volvimos a la lancha para meternos en el mar una última vez. Ya era completamente de noche y nos tuvimos que poner el chaleco salvavidas para que nos pudieran ver desde la lancha. La mayoría no se atrevió meterse en el agua, pero los hispanohablantes dejaron el listón alto. Nos tiramos en la oscuridad en el mar para ver el plancton bioluminiscente. Yo pensaba que se podía ver ya directamente desde la lancha, pero había que meterse en el agua, mirar abajo a la nada y mover las manos. Al moverlas, se iluminaba el agua. Fue una experiencia chula, ya que nunca lo había visto antes y tampoco me había metido a oscuras en medio del mar. La verdad que daba un poco de respeto el no ver que había abajo.

Nos llamaron rápidamente de vuelta a la lancha y volvimos al puerto. Mientras tanto estaba hablando con Bernardo y su novia para quedar esa noche a tomar algo. Intentamos convencer a los argentinos, pero no pudo ser. Volví al hostal y tras una ducha, quedé con Bernardo para tomar algo. Su novia se quedó en el hostal y nos fuimos los dos. Él no conocía todavía muy bien el pueblo y lo llevé adonde había comido yo la noche anterior. Por supuesto ya habíamos cenado, pero detrás de ese food court había una callecita sin salida lleno de bares y de mujeres intentando que entrarás en sus bares. Nos sentamos en uno de los bares y nos ofrecieron directamente chupitos con la cerveza. Yo y los chupitos son una mala combinación, pero al final dije que sí. Empezamos a charlar y tras un rato también nos pusimos a jugar cuatro en raya con una tailandesa. Apostamos con ella y por supuesto que perdimos y había que comprarle una bebida. Después jugamos con dos tailandesas al billar. El ambiente fue un show: por todos lados habían tailandesas ligando con los tíos, mujeres bailando en las barras y hasta con los pechos al aire. Nos quedamos por ahí un buen rato charlando y riéndonos y tras varias cervezas y chupitos de tequila nos recogimos cada uno.

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