Últimos días en el retiro de meditación en silencio 08/01/2024 – 10/01/2024 Suan Mokh International Dharma Hermitage (Tailandia)
Últimos días en el retiro de meditación en silencio 08/01/2024 – 10/01/2024 Suan Mokh International Dharma Hermitage (Tailandia)

Últimos días en el retiro de meditación en silencio 08/01/2024 – 10/01/2024 Suan Mokh International Dharma Hermitage (Tailandia)

Día 8

Tras practicar diariamente yoga en el retiro, noto de nuevo el avance que estoy teniendo día a día en flexibilidad. Me encanta que voy teniendo diariamente progreso y mi objetivo para estos últimos días es poder tocar con el dedo gordo del pie mi nariz. Estoy cerca, pero todavía queda un poco. Me encanta también ver como en el bosque alrededor de la sala de yoga va amaneciendo. Entre la oscuridad y la claridad del amanecer se va viendo poco a poco el bosque y es una vista espectacular. Momento gracioso fue cuando una rana salto en mi pecho durante la relajación del yoga. Es lo que conlleva estar dentro del bosque.

Tras el día de ayer lleno de emociones siento que ya he conseguido el progreso que he querido obtener con este retiro. El cansancio y la comida que es casi igual todos los días hacían que estaba ya deseando que llegará el día 11. Lo más raro es que sentía que estaba perdiendo la realidad. Parecía que mi vida era la vida dentro del monasterio. Ya no tenía vida fuera con familia, amigos y trabajo. No me daba cuenta de que estaba viviendo en un monasterio en Tailandia. Era un extraño sentimiento. El orden y el programa stricto diario hacía que tuviera una regularidad en la vida que no había tenido antes. Me sorprendió que en pocos días pudiera sentirme así.

Día 9

Hoy era un día diferente, ya que habían cambiado varias cosas en el plan. Primero que nada, lo que a primera vista vi peor fue que solo teníamos una comida en el día. Fue el desayuno a las 08:30 y no comería hasta el día siguiente las 08:00. Casi 24 horas sin volver a comer. Las otras cosas que eran diferentes era por ejemplo no tener charlas y después lo más importante: durante la meditación teníamos libertad de sentarnos donde quisiéramos en el monasterio. No era falta quedarse sentado en la sala de meditación. A media mañana tenía 2 horas libres para meditar y por la tarde 3 horas. Lo vi mucho tiempo para meditar y la verdad que estaba un poco nervioso en estar tanto tiempo ahí meditando. Lo bueno era que no tenía que ser solo meditación sentado, podía ser también andando o de pie.

Tras el yoga de por la mañana me fui a sentarme al lado del lago mirando el amanecer. Fue un momento espectacular, ya que estaba satisfecho de haber hecho la sesión de yoga y el sol me estaba calentado el rostro. Ahí sentí un momento de felicidad y paz. Me sentí afortunado de poder estar ahí y vivir estos momentos.

Para la meditación de media mañana cogí mis cojines y me busque un sitio tranquilo y cómodo. Al final fue demasiado cómodo. Me senté contra un pilar (no nos dejan tendernos en todo el monasterio por respeto a los monjes) y puse los cojines de esa forma que mi cuerpo estaba súper cómodo. Resultado: me quedé dormido durante esas dos horas y me despertaron las campanas para ir a tomar un té. Después del té me fui a la habitación y me eché de nuevo una siesta. Las campanas sonaron de nuevo para empezar la meditación de 3 horas, pero ahí decidí quedarme un rato más en la “cama”. Media hora después salí y me fui a andar por el monasterio que hacía un día estupendo. Me senté después de nuevo al lado del lago mientras el sol estaba bajando.

Durante la meditación de noche me fui de nuevo al lago. Me senté en el camino que estaba edificado hacia el medio del lago. Ahí ya decidí tenderme en el camino para ver simplemente las estrellas. Pocas veces he visto un cielo tan lleno de estrellas. Estamos en medio de la naturaleza y el monasterio en si tiene muy pocas luces, con que se veía un cielo espectacular. El camino se lleno de gente que también se tendieron conmigo para ver las estrellas. Mirando las estrellas estuve pensando de lo pequeño que somos en este mundo, cuando hay tantas galaxias rodeándonos.

A las 21:00 nos fuimos todo para la cama. En mi celda 211 me encontré con un escorpión, la cual casi pisé. La deje ahí simplemente y me metí en la “cama”.

Día 10

Hoy sería el último día completo en el monasterio. La verdad que tenía ya ganas de marcharme. No había dormido muy bien por la noche (puede ser por las siestas que me pegué el día anterior) y no tenía más ganas de meditar hoy. En mi mente había conseguido ya un progreso el cual estaba buscando y me di por satisfecho con la experiencia.

En el yoga conseguí un reto que me propuse el primer día. Hay un ejercicio donde tienes que meter el brazo por debajo de la pierna y cogerte el pie con la mano. Tienes que mover entonces el pie hacia tu cara y conseguir tocar la nariz con el dedo gordo del pie. Notaba que diariamente estaba cogiendo más flexibilidad y mi objetivo era tocar la nariz por lo menos una vez. Este último día lo conseguí. Con mi pie derecho conseguí tocar la nariz con el dedo gordo del pie. El pie izquierdo me falta mucha flexibilidad y no me era posible. ¡Reto conseguido!

A las 08:30 pude desayunar tras estar casi 24 horas sin comer. La verdad que no tenía ni siquiera tanta hambre, lo cual me sorprendió. Por la tarde tuvimos una charla sobre el beneficio de la meditación y como seguir haciéndolo en casa. Estaba interesante.

A media tarde nos tenían un plan nuevo preparado. Nos pusieron a hacer trabajo manual como manera de meditación (o a lo mejor necesitaban alguna mano de obra barata). A mi me gustó ya que tenía ganas de hacer ejercicio y sudar. Las mujeres se quedaron en el monasterio a rastrillar los jardines. Los hombres salimos del monasterio por primera vez y nos llevaron dentro de la selva. Me encantó de ver el paisaje y la selva lleno de arboles. Primero tuvimos que ayudar ya que se había caído un árbol en medio de un camino. Éramos 30 tíos y entre todos conseguimos quitar el árbol con cuerdas del camino. Después nos fuimos al monasterio que había dentro de la selva. Ahí se quedaban a vivir varios monjes y nuestro trabajo era limpiar los diferentes caminos de hojas. Durante una hora estuvimos ahí con el rastrillo y sudando la gota gorda. El plan era de hacerlo en plan meditación y ser consciente del momento y de lo que estaba haciendo, pero yo necesitaba quemar energía y me puse ahí concentrado a quitar hojas. Tras una hora estábamos todos con las camisetas lleno de sudor. Tras el trabajo nos hablaron varios voluntarios que se habían quedado ahí durante días, semanas o meses tras haber hecho los 10 días de retiro. Ahí sí podían hablar, leer y escribir y simplemente vivían dentro de la selva en pequeñas chozas. Todos los voluntarios hablaban maravilla de la experiencia y nos ofrecieron a todos que si queríamos nos podíamos quedar ahí también tras el retiro el tiempo que quisiéramos. Me lo pensé un momento, pero no era el sitio para mi. Me gustaría la experiencia de estar ahí en la selva, pero yo tenía ganas de contacto humano, no estar más fuera de la sociedad todavía. Escuchando a los voluntarios me dio el sentimiento de que estaban dolidos. Algunos contaron que estaban intentando de escapar de las locuras de nuestra sociedad y que aquí habían encontrado la paz interna. Me recordó mucho a la película “Into the Wild”, sobre un chaval que deja todo atrás y se marcha a la naturaleza estar solo en Alaska. El chaval se llevó varios meses viviendo solo y se sentía estupendo, pero desafortunadamente se equivocó al comer algo venenoso y se murió allí solo. Es una historia real y en su libreta encontraron como última frase escrita: “Happiness is only real when shared” lo cual significa que la felicidad es solamente real cuando es compartida. Esa frase se me ha quedado grabada en la mente siempre y en esta situación escuchando a estos voluntarios me hizo pensar en esa frase de nuevo. Un voluntario también soltó una frase que me hizo pensar mucho: “restringe tus sentidos”. Su explicación fue que restringiendo tus sentidos (todo exterior como redes sociales, relaciones, etc.) podía volver a encontrar su felicidad. Me hubiera gustado tener ahí una discusión entre todos, pero no podíamos hablar. No entendía eso. Entonces si restringimos todas nuestros sentidos, ¿que es lo queda? Somos humanos con varios sentidos, es pura naturaleza. Entiendo que con la sociedad de hoy en día ya nos pasamos en recibir información y entretenimiento de todas partes, pero tampoco veo coherente el otro extremo. Es algo que llevo dándole vueltas a la cabeza para entender.

Volvimos al monasterio y ahí nos esperaba un té. Entré en la sala de comedor y ya vi las caras de felicidad de todos. Ahí sabía que nos había tocado de nuevo chocolate caliente, lo que a todos nos había encantado anteriormente. Me bebí tres vasos y satisfecho me fui a pegar un baño en las aguas termales naturales para relajar un poco los músculos. Ahí me di cuenta que sería la última noche en el monasterio. Iba a echar de menos el orden que había, la tranquilidad, la gente que me rodeaban aunque no conocía ni sus nombres. Sin conocerles forman parte de una pequeña comunidad que hemos creado aquí en estos 10 días.

Reflexión sobre el retiro

Tras estar unos días fuera del retiro he podido reflexionar un poco sobre la experiencia. Tuve mis dudas si hacer el retiro, pero al final me alegro de haberlo hecho. La verdad que pensé salir del retiro con muchas respuestas a mis preguntas, lo cual tampoco ha pasado. A lo mejor entré con demasiadas expectativas, lo cual tampoco es bueno. Algunas cosas que he aprendido durante el retiro:

• Me he dado cuenta que soy capaz de acoplarme a cualquier situación. He dormido en una “cama” de lo más básico que puede haber y tras unas malas noches, después he dormido bien. ¡Echaré de menos mi cojín de madera!

• Lo que ya sabía, pero esta experiencia me lo ha vuelto a confirmar: no necesito tantas cosas materiales para ser feliz. Usé dos mudas de ropa durante el retiro. Mientras que tuve una muda puesta, la otra la había lavado y puesto a secar. No tenía móvil ni nada de electrónica. Dos comidas vegetarianas simples al día. Una “cama” de cemento. Simplemente yo conmigo mismo y eso fue suficiente.

• La respiración controla al cuerpo. Una respiración larga relaja al cuerpo, una respiración corta agita al cuerpo. Un cuerpo relajado calma la mente, un cuerpo agitado inquita la mente.

• La lección más importante: el ser humano es social. Echaba de falta el aspecto social durante mi estancia. Una mirada, una sonrisa, un abrazo. El monje estuvo hablando que relaciones daban mucho sufrimiento y por eso el se convirtió en monje para no sufrir y encontrar la felicidad interna. Pero la verdad que no comparto ese pensamiento para nada. El amor es lo más bonito en la vida, pero por supuesto puede ser también lo más doloroso en la vida. Al final, la vida se trata de vivir todas las experiencias posibles. Entiendo que el retiro es así para poder hacer esa introspección. A lo mejor buscaba tanto el contacto social por miedo a estar tanto tiempo con mi mente a solas. Es algo que todavía no tengo claro.

Frases que he escuchado durante el retiro:

• Desarrollar la vida es nuestro deber.

• Parar los antojos para el sufrimiento.

• Si el cuerpo es como una compañía, la mente es el director general.

• La vida es como una montaña. Para tener la mejor visión, hay que trabajar para subir la montaña.

Al final ha sido una experiencia única y muy bonita. Me alegro mucho de haberlo hecho y lo que he aprendido me lo llevaré para el resto de mi vida. También he podido aprender más sobre el budismo y sobre la meditación. No sé si seguiré haciendo meditación en mi día a día, pero es algo que estoy valorando.

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