Filosofando en el autobús 24/01/2024 Bangkok (Tailandia)
Filosofando en el autobús 24/01/2024 Bangkok (Tailandia)

Filosofando en el autobús 24/01/2024 Bangkok (Tailandia)

La noche fue de despertarme de nuevo varias veces. A las 07:30 vinieron a por mi. En un minibús nos llevaron desde Khao Sok hasta la estación de autobús de Surat Thani, que está a unas dos horas y media de camino. A las 10:00 llegamos a la estación y hasta las 11:30 no salía el autobús para Bangkok. Yo, un chaval francés de mi hostal y otro holandés nos fuimos a un supermercado para comprar alguna comida y bebida para el largo camino hacia la capital.

En el autobús me puse a ver una película que me había descargado previamente. Desde que inicié mi viaje no había visto todavía ninguna película y pensé que sería buena opción para el largo viaje a Bangkok. Siempre me han gustado las películas románticas y me puse a ver una que tenía buena pinta. La película me dejo con lágrimas cayéndome por la cara (lo reconozco, sí). El autobús estaba casi vacío y estaba sentado atrás solo con que podía estar con los ojos llorosos.

Todo esto me hizo pensar en el amor y mi vida sentimental. Tras la ruptura con mi ex me llevé varios años sin interés en iniciar algo nuevo con alguien. Sentimentalmente no estaba preparado ni tampoco quería cometer los mismos errores de antes. Y la verdad que lo hecho de menos de nuevo, tener esa persona especial al lado mía. Creo que es buena señal, ya que como he dicho antes, no sentía eso estos años atrás. Como he aprendido también tras el retiro de meditación, me gusta la conexión con otras personas. Pero es difícil de encontrar esa conexión con otra persona. Siempre he pensado que es fácil de tener ese feeling con alguien, pero no ocurre tantas veces en la vida (o por lo menos a mi no). Hace también que valore más los momentos de conexión que haya tenido anteriormente.

Si pienso en mi vida, he tenido dos sitios que he considerado verdaderamente mi casa, mi hogar, mi sitio seguro. El primero fue el piso en Holanda donde nací. Los recuerdos de mi infancia fueron allí. El segundo el primer piso que compartí con mi ex, donde tengo muy buenos recuerdos. Curiosamente no he sentido eso con otros lugares donde he vivido. Ni si quiera en la casa que viví posteriormente con mi ex y amueblamos juntos a nuestro gusto. Desde el inicio no tuve un buen sentimiento con esa mudanza y es una de las cosas de la cual me arrepiento todavía. Algo dentro de mí me decía que no. Es como se dice en inglés: “gut feeling”. Ahora sé que tengo que escuchar más a lo que siento en vez de hacer lo que se espera de uno o debe de hacer uno.

Lo he pensado ya varias veces: no sé si subconscientemente este viaje es también por si encuentro ese sentimiento de un hogar de nuevo en cualquier rincón del mundo. Me gustaría encontrarlo de nuevo, pero a lo mejor no se trata de encontrarlo. A lo mejor se trata de crearlo, sea donde sea.

Si lo pienso, son pensamientos contradictorios. Por un lado estoy muy a gusto viajando solo haciendo lo que yo quiera y cuando yo quiera. Pero por otro lado hay también momentos que cuando estoy viendo algo espectacular, me gustaría mirar a mi lado para compartir ese momento con alguien especial. Ahora mismo creo que es mi momento de disfrutar de este viaje a mi manera y dejarme llevar por lo que venga por mi camino. Este viaje está siendo un gran aprendizaje para mi y la verdad que algunas veces me da hasta miedo de lo que me está gustando esta vida. Pensaba que tendría muchas más dificultades, pero me he dado cuenta que es como yo me lo monte: si quiero tener momentos sociales, sé que tengo que ser abierto a los momentos que vayan ocurriendo. Si quiero tener tiempo para mi, me retiro de la gente y hago lo que tenga que hacer. Es la primera vez en muchos años que no me siento un pasajero de mi vida. Soy ahora mismo el piloto en mi vida y puedo dirigirlo adonde y como yo quiera. Es un sentimiento muy potente. Nada más que escribir esto me ha salido una sonrisa, pero también una lagrima. Me ha recordado el momento de video llamada de hace unos días con mi familia. Mi madre me preguntó que si ya me había hartado de viajar y le contesté que no. Creo que es por esto que me encanta ver películas románticas, porque me abre el corazón y hace que pueda desahogarme.

A las 21:00 llegué a la estación de autobús en Bangkok. Había visto 2 películas, había leído mi e-reader, escuchado música y también había escrito sobre mis aventuras. Al final el día en autobús no se me hizo largo para nada ya que tenía ganas de un día sin plan. Simplemente leer, escribir, escuchar y ver.

Sin datos del móvil le pedí al francés que me compartiera datos para pedir un grab al hostal. Conseguí el grab, pero al final me llevó a un sitio equivocado ya que yo había puesto el sitio mal. Me quería dejar en una calle oscura con mala pinta y le pagué 100 baht más para que me llevará a mi hostal. A las 22:00 llegué por fin al hostal tras un largo día. ¡Hasta mañana!

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