En Navidad ya estuve unos días en Bangkok, pero no hice nada de turismo. Estos días quería ser un turista más en Bangkok y ver todo lo que podía ofrecer. Pero hoy estaba cansado. Tras el largo día de ayer no tenía ganas de salir a la calle, andar y pasar calor. Me quedé un buen rato en la cama y no salí del hostal hasta por la tarde.
El hostal lo había cogido por el barrio de China Town. Salí a explorar este típico barrio y por todos lados habían pequeños puestos de comida callejera. No tenía ganas de esa comida y estaba buscando un restaurante en condiciones, pero no veía nada que me gustará. Ver andando las ratas entre los puestos de comida no ayudaba. La calle principal de china town era una locura de tráfico, olores y colores. Coches y motos por todos lados. Gente vendiendo sus cosas. Y por supuesto los olores buenos y malos no podían faltar. Estuve por el barrio chino un buen rato y callejeando sin rumbo como a mi me gusta.

Tras eso seguí andando hacia el centro. Pasé por un templo y entre ya que se podía subir arriba para ver las vistas sobre el recinto. Mientras tanto estaba hablando con gente desconocida por una aplicación para quedar a cenar y tomar algo. Tenía ganas de socializar esta noche y me pareció un buen plan. Al final, seguí andando hasta que llegué de nuevo a la famosa calla Khao San road. A lo tonto lo tonto, está a una hora andando de mi hostal pero tenía ganas de ver la ciudad de esta forma.
Nos juntamos un grupo de 5 personas: yo, dos holandesas, una alemana y un italiano. Nos fuimos a cenar y ahí estuvimos hablando y conociéndonos. Todo bien, pero lo que pasa que la mayoría de gente que estoy conociendo en Tailandia son todo veinteañeros. No pasa nada, ¿pero donde está la gente de mi edad? Tras cenar nos fuimos a tomar unas cervezas. Primero fuimos a un sitio que recomendé yo, ya que había estado ya: un bar en el tejado de un hotel con vistas sobre la ciudad. Allí pasamos un buen rato y tras eso fuimos a explorar un poco por las calles si veíamos un bar interesante. Tras no ver nada, volvimos a Khao San road y nos sentamos en un bar con música. Tomándome una cerveza, vi pasar la señora con los bichos para comer. Me quedé con las ganas la última vez y esta vez no la iba a dejar escapar. Me pedí un escorpión frito y la señora me pidió 100 baht, lo cual me pareció buen precio. La alemana me dijo que negociará y le dije 50 baht y la señora aceptó. Le di un bocado a la pinza y la verdad que no tenía mucho sabor. Era crujiente sin mucha carne. El resto del grupo probó también un cachito del escorpión y después me comí el cuerpo. Ahí había algo más de carne, pero no es algo que volvería a pedir. Con la cerveza bajé el resto de escorpión que tenía en la boca.

Se juntó otro chaval de India con nosotros y los 6 estuvimos bailando un rato dentro del bar hasta que al final las 3 chicas se marchaban para casa. Ya era las 01:00, pero los chicos no teníamos ganas de recogernos. El indio se fue a hablar con otro grupo de gente que había en el bar y los tres empezamos a hablar con ellos. Me gustó lo fácil que el indio se fue para otro grupo y abrió conversaciones. El otro grupo eran más personas, pero rápidamente se fueron algunos y solo quedaron tres chichas con nosotros tres. Las tres eran de Estonia y estaban haciendo un viaje como yo había hecho anteriormente con WeRoad, sin conocerse entre ellas antes. Yo empecé a hablar con Emily y había buen rollo. La conversación llegó a un punto que ella me dijo que le gustaría ver un ping pong show (si no sabéis que es, buscarlo por Google), lo cual yo también había pensando en ir a verlo pero en grupo. Era el momento perfecto, pero desafortunadamente las otras dos chicas no querían ver eso. Nos quedamos con las ganas y al final nos fuimos a otro bar. Allí seguíamos charlando, bebiendo y bailando hasta que a las 03:00 ya nos recogimos todos. Me cogí un uber moto para el hostal y me fui a la cama. ¡Mañana por la mañana temprano tenía excursión!