Me levanté a las 09:00 para desayunar en el hostal antes de salir. Mientras que estaba desayunado, me encontré con la americana con la que fui a cenar en Ayutthaya. Estuvimos charlando hasta que me tuve que ir, ya que me estaba esperando la furgoneta para el tour. En la furgoneta solo habían 4 personas: una pareja de Alemania y una chavala y chaval de Israel. La primera parada fue una estatua de buda en la montaña. Había que subir unos escalones pero desde arriba teníamos unas bonitas vistas sobre Pai. Tras eso nos fuimos a unas fuentes termales naturales. Allí me bañé en agua de 36 grados y después me metí en el agua fría. Estuve hablando con los alemanes y los israelitas y también conocí allí un jubilado de Estados Unidos.
Subí arriba al origen de las fuentes termales y allí el agua tenía una temperatura de 80 grados. La gente local estaba cociendo ahí huevos para vendérselo a los turistas. Después de esto nos fuimos a almorzar los 5. Ahí escuché de nuevo sobre el miedo que tenían la gente de Israel ahora por la situación actual. La chavala, Liv, me contó que había trabajado también en Holanda pero que no se sentía segura allí cuando empezó todo en octubre. Por eso esta ahora de viaje para ver que va hacer con su vida.
Tras almorzar se juntaron más gente que habían contratado un tour de medio día. Nos fuimos a una cascada, pero me gustó más la de hace unos días en Chiang Mai. Al final ni me bañé en la cascada. Tras eso visitamos brevemente un mirador y un pequeño pueblo para llegar a los puentes de bambú. Es un sitio donde están los campos de arroz y por arriba han construido los puentes de bambú. Estaba bonito de verlo, pero era una pena que no podía ver los campos de arroz ya que estaban secos. Seguramente los podré ver mejor en mis próximos destinos.
Para la ultima visita nos fuimos al cañón de Pai, lo cual es la más visitado de aquí. Se dice que es la versión pequeña del Grand Canyon en Estados Unidos. Las vistas son espectaculares y en varias partes había que cruzar por tramos estrechos y subir y bajar por las rocas. Llegaron mucha gente para ver el atardecer y me fui a buscar un sitio bueno para sentarme a verlo. Allí vi el sol desaparecer detrás de las montañas.
Tras el atardecer volví al hostal. Me fui al pueblo para contratar el autobús para irme a mi próximo destino. Tenía pensado de quedarme solo dos noches en Pai, pero al final decidí extenderlo a 3 noches. Me había gustado la tranquilidad de la ciudad.
Durante el día había estado hablando con Isabella, una chavala que había conocido por Tinder. Quedamos para conocernos en persona y tomar algo. Yo había llegado tarde a Pai tras el tour y todavía tenía que cenar. Le dije de cenar juntos pero ella ya había cenado pero no le importaba sentarse conmigo mientras que yo cenaba. No me hace mucha gracia eso, pero bueno. Quedé en un restaurante mexicano con ella y la verdad que tuve una conversación agradable. Ella tiene 36 años y es de Londres. Estuvimos hablando de nuestras vidas y me gustó poder hablar con una persona de más o menos mi edad. La mayoría de gente que había conocido por Tailandia eran veinteañeros. Me gustó que me preguntará cosas y tuviera interés en mi vida y a lo que yo le decía.
A lo largo de la noche vi que éramos muy diferentes. Igual que yo, ella venía hace unos años de haber estado en una relación de 4 años. Pero había cosas que ni entendía ni comparto. Ella estuvo con él en una relación abierta, pero solo él uso la relación abierta. Después de terminar su relación, estuvo atendiendo también varias fiestas de sexo. Hablando de amor, me dijo que nunca había estado enamorada ni le había dicho “te quiero” al hombre con el que estuvo 4 años.
La gota que colmó el vaso fue ya cuando dijo que echaba de menos la intimidad con otra persona. Ahí ya le comenté lo que yo pensaba. Creo que vivimos en una sociedad donde cada vez menos nos dejamos hacer sentir por miedo al dolor y se usa el sexo como un placer a corto plazo. De esa manera creo que es complicado encontrar intimidad con otra persona.
Tras cenar y tomar algo nos despedimos. Fue agradable la cita, pero somos muy diferentes. Salí de ahí pensado en que tenía cada vez más claro mis valores y lo que sí y no quería en mi vida. También me gustó que en ningún momento estuve nervioso y estuvimos charlando tranquilamente. Es algo que quiero hacer más a menudo.
No tenía ganas de recogerme y esta noche estaba más preparado contra el frío con mi jersey. Me fui a un bar para ver la primera parte del Arsenal. Desafortunadamente cerraron el bar tras los primeros 45 minutos y intenté buscar otro lugar para ver la segunda parte pero ya estaba todo cerrado. Al final me recogí y vi por resultado que el Arsenal había ganado el partido 3-1. ¡Come on, Gunners!