Hablé con el dueño del hostal y le pedí quedarme una noche más. Se sorprendió por mi petición, ya que normalmente la gente se quedan aquí una noche para hacer después la ruta en moto por la región. Yo (todavía) no me atrevo de hacer eso durante 4 días, pero el pueblo me ha gustado y me da paz. Por eso decidí quedarme más tiempo aquí. Desayuné y tras eso me puse a lavar algo de ropa a mano para tenerla limpia para llevármela mañana.
Salí del hostal en busca de una tienda de alquiler de scooters. La primera que vi tenía disponibilidad y le alquilé una. Cuando me la enseñaron vi muchos pedales y le pregunté si era automática. La chavala me contestó que sí y no le di más importancia. Me monté y intenté marcharme, pero ahí me dijo la chavala que tenía que cambiar marchas. Le contesté que no quería una semiautomática y me devolvieron el dinero. Me fui entonces a otra tienda y ahí pregunté esta vez por una scooter automática. A las 12:30 tenía todo listo y puse rumbo a la salida de la ciudad.
El plan era visitar varias cuevas alrededor de Thakhek. Originalmente quería ir unos días a visitar la cueva más grande de Laos, pero para eso tenía que viajar medio día hacia allí y otro medio día de vuelta. Posteriormente, Mickey me había dicho que tampoco valían tanto la pena las cuevas de Kong Lor.

Estaba disfrutando mucho en mi scooter. Un sentimiento de libertad y de yo mismo decidir adonde ir. Por el camino paré varias veces para hacer fotos del paisaje. Gracioso también que muchos niños me decían adiós con las manos al pasar. Mi primera parada fue la cueva del elefante. Fui el único visitante en ese momento y subí a la entrada de la cueva. Di una vuelta por dentro, pero tampoco era muy grande. Tras 5 minutos de haberlo visto entero y hacer unas fotos del paisaje, me salí y retomé mi camino.

Próxima parada era la cueva de Tham Nang Aen. Estuve esperando a que pagará la entrada el coche delante de mí y se pagó el motor de mi scooter. Era normal, ya que tenía el sistema de start/stop. Pero esta vez no pude arrancar el motor de nuevo. Tras varios intentos fallidos, vino el hombre de las entradas a ayudarme. No sé lo que hizo, pero unas porrazos aquí y allí y el motor me arrancó de nuevo. Le di las gracias y me fui para la entrada de la cueva. Antes de entrar, me pedí un smoothie fresquito para combatir el calor. Entré en la cueva y estaba muy bien. Por dentro de la cueva corre también un río y hay hasta la opción de pasear por barco.

Me llevé un rato explorando la cueva, que estaba iluminado de varios colores para darle un efecto bonito. Salí y me puse a mirar que visitar. Todavía me quedaban algunas horas para el atardecer y en el mapa vi el mirador Pha Katai, muy interesante con vistas sobre el valle y el atardecer. Lo malo es que estaba a 45 minutos en scooter, pero como tenía tiempo decidí ir allí.

A mitad de camino paré para hacer unas fotos del paisaje. El motor se había parado otra vez, porque se me había olvidado quitar el start/stop. Intenté de arrancar el motor, pero nada. Intenté de dar los porrazos en el sitio que el chaval le había dado antes, pero nada. Ahí empecé a darme cuenta que me había quedado tirado con la scooter. Mi suerte fue que había parado después de una aldea por la carretera. Menos mal que no fue en medio de la nada o tendría que haber vuelto andando hasta encontrar a alguien.

Llamé a la tienda para ver que me decían y me dijeron de que le pasará a alguien local para ver si me podían ayudar. Me fui andando a la primera casa que vi con gente, pero eran todas mujeres y no sabían como ayudarme. Seguí adelante y en otra casa vi una familia con un hombre. Le pregunté si él entendía algo de motos, pero nada. Le pasé el teléfono y estuvieron hablando. Me devolvió el teléfono y la señora de la tienda me dijo que vendrían a recogerme en una hora. Estaba un poco molesto porque al final tenía que esperar y no pude aprovechar la tarde como quería. Y más importante, me perdería el atardecer en el mirador.

Dejé la scooter al lado de la carretera y me puse a mirar donde sentarme a esperar, hasta que la familia me dijo que me sentará con ellos. Varias mujeres mayores, algunas mujeres jóvenes y varios niños estaban sentados en una cabaña delante de sus casas. Me quité los zapatos, como se debe, y me subí a la cabaña para sentarme con ellos. La verdad que me sentí un poco incómodo y nervioso. Sentí que mi timidez empezaba a salir de nuevo y me sentí mal por un momento por tener ese sentimiento. Las mujeres empezaron a hablar entre ellas y estaban riéndose. Una de las mujeres mayores empezó a hablarme con señales de las manos. Me estaba enseñado a su nieta, que podría tener de 15 a 20 años. Empezó a juntar dos dedos como diciendo que me juntará con ella. ¡La abuela estaba buscando marido para su nieta! Me harté de reír y ahí ya empecé a sentirme más cómodo. Otra de las mujeres empezó hacerme algunas preguntas en el poco inglés que sabía. Me preguntó que si estaba casado por ejemplo. Todo esto mientras que estaba rodeado de niños mirándome. Algunos con cara de querer jugar, otros con cara de preguntarse quien es este hombre raro.
Trajeron una olla de comida y se sentaron todos alrededor de la olla. Las mujeres me invitaron a comer con ellos, pero les di las gracias. Empezaron a comer fideos largos y cada uno metía la mano en la olla para cogerlos y metérselo en la boca.
Terminaron de comer y empecé a jugar con algunos niños en la cabaña chocándole las manos. La mujer que hablaba un poco de inglés le dijo algo a una de las niñas. La niña se fue corriendo a la casa y volvió con un libro. Ahí vi que era un libro de inglés y la mujer empezó hacerme preguntas con ayuda del libro. Me preguntó la edad y cuando le dije 37, se quedaron sorprendidas. Me imaginé que ya no le gustaba tanto para su nieta.
La niña del libro se tendió al lado mía con el libro y ahí empecé a decir las frases en inglés del libro. La niña se puso a repetirlas conmigo. Tras unas frases, más niños se sentaron al lado mía. Al final, 5 niños se pusieron a repetir conmigo frases en inglés. Cuando estaba disfrutando más, llegó la furgoneta para recogerme a mi y la scooter.
Fue un momento precioso para mi y que jamás olvidaré. A pesar de nuestras diferencias en cultura e idioma, ahí estaba conectando con esas personas. Me di cuenta de nuevo de la belleza del ser humano. Me ayudaron en un momento que yo necesitaba ayuda y me abrieron las puertas a su mundo. Con lo poco que tienen, hasta me invitaron a comer con ellos.
Ayudé al chaval a meter la scooter en la furgoneta y mientras tanto los niños estaban gritándome “I LOVE YOU”. Me hubiera gustado quedarme más tiempo ahí, pero me tenía que ir. Me despedí de los niños y la familia y les di las gracias. Me monté en la furgoneta y al final me alegro de que se me haya estropeado la scooter. Miradores hay muchos, pero esos momentos con la gente son especiales.

Durante el camino de vuelta me quedé pensando en la experiencia que había tenido. Estaba atardeciendo y el cielo estaba con un color naranja precioso. Estos son los momentos que merecen la pena. Llegué a la tienda y había mucha gente esperando. Mickey me habló que estaba al lado en el río viendo el atardecer y me fui rápido a verlo con él. Pudimos ver un atardecer precioso y tras eso volví a la tienda para ver si era posible que me devolvieran algo de dinero. Al final solo pude usar la scooter durante 3 horas y media y lo había alquilado para 24 horas. Tuve que esperar a que me atendieran y mientras tanto vi de nuevo a una chavala de mi hostal. Por la mañana había hablado un poco con ella y ahora empezamos hablar de nuevo. Ella, Justyna, me invitó a cenar con ella, pero le dije que estaba esperando a Mickey que terminará de su masaje. No quería dejarlo tirado, ya que habíamos quedado para cenar. Justyna no había comido desde el desayuno y se fue a cenar directamente sola.

En la tienda me atendieron finalmente, pero la jefa me dijo que no podía hacer nada por mi. Aparentemente ya fue mucho el hecho de recogerme a media hora de camino de la tienda. Sigo pensando que me deberían de haber devuelto algo de dinero, pero no tenía ganas tampoco de seguir discutiendo. Pagué 8 euros por el alquiler lo cual no me suponía mucho.
Me fui posteriormente a cenar con Mickey y tras la cena le hablé por Instagram a Justyna por si se quería juntar con nosotros para tomar algo. Ella ya se había recogido y la verdad que me arrepentí de no haberme ido con ella a cenar. Me transmitió algo que hizo que tuviera ganas de pasar tiempo con ella, pero tampoco no quería hacerle el feo a Mickey. Me fui con Mickey a tomar una copa a un bar y nos volvimos al hostal. Allí nos pusimos a jugar unos partidos de yenga con otros dos alemanes, hasta que a las 23:00 ya nos fuimos a dormir.
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