Tras dos días de andar por Angkor wat, decidimos de tomarlo hoy con más calma. Yo había pensado de contratar un tour para ver algunas cascadas y miradores en la montaña. Intenté contratarlo ayer por la noche en el hostal, pero el recepcionista de guardia no me pudo ayudar. A las 08:30 saldría el tour, con que me levanté a las 07:30 y bajé a recepción para preguntar. Llamaron a los del tour, pero desafortunadamente ya no quedaban más plazas. Un poco enojado conmigo mismo por no haberlo arreglado antes, me quedé a desayunar. Tras eso cogí mi tablet y me puse a escribir toda la mañana. Iba atrasado con mis aventuras y también necesitaba expresarme escribiendo. Llevaba varios días triste por haberme tenido que despedir de Justyna y eso también me estaba causando rabia por otro lado. Los últimos dos días estaba visitando Angkor Wat, una de las maravillas del mundo, pero no lo estaba disfrutando como yo pensaba que se merecía. Estaba más con la cabeza en otro sitio que disfrutando de lo que tenía delante de mi. Era un mixto de emociones de preferir estar en otro sitio y de ya que estaba en un lugar que había visto de pequeño en la televisión y los libros, tener que disfrutarlo al máximo lo cual no estaba haciendo.
Me cansé de escribir y me fui para la habitación para dormir una pequeña siesta. Tras eso, me fui con Mickey a visitar el centro de APOPO. APOPO fue fundado por un belga que descubrió el poder de las ratas en oler explosivos. Las ratas que se usan hoy en día son unas ratas grandes originalmente de África. Desafortunadamente, Camboya es un país con muchísimas minas enterradas que todavía están dejando muertos y heridos. La mayoría de esos son niños. Estas minas fueron usadas durante la guerra civil de los años 70 por el ejercito de Jemeres rojos.

En el centro de APOPO nos estuvieron explicando como trabajan y nos hicieron hasta una demostración como una rata limpiaba un pequeño terreno de explosivos. Al oler la rata el explosivo, se ponía escarbar un poco lo cual es la señal que ha encontrado algo. Directamente su acompañante le daba algo de maíz dulce como recompensa. Con la ayuda de las ratas, pueden limpiar muchísimo más rápido terrenos de explosivos en vez de pasar con un detector de metales. Las ratas están seguras, ya que no tienen el suficiente peso como para hacer explotar las minas.

Tras la demostración, nos dejaron coger en los brazos una de las ratas. La rata pesa 1,5 kilogramos y se nota que no es como una rata que podemos ver normalmente. Fuimos después a ver un video sobre lo que significaba esto para la gente local. Esa gente ya podía andar tranquilamente por sus campos sin tener que tener más miedo de poder pisar una mina.

Cogimos el tuk tuk de vuelta y al llegar al hostal vi que había empezado un dj a tocar música house. Me gustó lo que estaba escuchando y cogí rápidamente mi tablet para seguir escribiendo. Allí me llevé varias horas escribiendo, disfrutando de la música y medio bailando en mi asiento. Debo reconocer que las cervezas que me tomé mientras, ayudaron a eso.
Para cenar nos fuimos los tres con otro chaval a un restaurante indio. Hoy mismo hacía un año que Mickey había iniciado su viaje y eso era razón de una celebración. La cena fue riquísima y cada vez más me encanta comer comida india. Tras cenar nos volvimos al hostal ya que allí le teníamos preparado una tarta con sus velas para Mickey. Tras soplar las velas nos comimos un pedazo de la tarta cada uno. Ellos se quedaron un rato más, pero yo me despedí y me fui a la cama para descansar.