A las 04:30 me sonó la alarma y tras prepararme salí andando al aeropuerto que estaba al lado. Al llegar al aeropuerto me asusté de la cantidad de gente que había a esta hora de la mañana. Tuve que hacer el check-in todavía ya que no hubo opción de hacerlo online, pero la cola de gente era gigante. Ahí empecé a pensar que podía llegar tarde. Estuve esperando casi una hora para hacer el check-in. Eran las 06:10 y el embarque era a las 06:30. Pensaba que tras hacer el check-in iba bien de tiempo, pero vi que me quedaba todavía el control de pasaportes y de equipajes. De nuevo había muchísima cola de gente. Viendo la hora, no tuve otra opción de pasarme la cola de gente y ponerme adelante. Pasé ambos controles y rápidamente me fui a la puerta de embarque. Allí ya estaban empezando a embarcar y pude coger el avión a tiempo. Si no me hubiera colado, no sé si hubiera llegado a tiempo.

Al llegar a Bali tuve miedo si me iban a dejar entrar en el país. Uno de los requisitos del visado es tener un vuelo de salida, pero yo no lo tenía al no tener un plan en concreto. Al final me lo preguntaron, pero me dijeron que simplemente saliera del país a tiempo.

Salí del aeropuerto en busca de un uber, pero vi los precios muy caros. Cogí un uber moto y con todo el equipaje empecé el viaje de 50 minutos a Ubud. Con el culo y la espalda molida llegué al hostal. En coche hubiera sido mas cómodo, pero hubiera tardado mucho más por el tráfico. Directamente salí afuera a explorar la ciudad y a almorzar. Encontré un buen restaurante y lo primero que comí fueron pinchitos con salsa de satay. ¡Que bueno estaban! Tras almorzar me fui a visitar el palacio del agua. Para entrar me tuve que poner la vestimenta tradicional por respeto a su cultura. Estuve allí un rato y me hice varias fotos. Después de eso seguí andando y cogí un camino que había para pasear por la naturaleza. Desde allí se podía ver el atardecer sobre los campos de arroz. Al final vi un bar con vistas sobre el atardecer y allí me tomé un smoothie. Tras oscurecer me volví andando al hostal. Fue un largo día.


El siguiente día, 3 de abril, fui a desayunar y después fui a buscar una lavandería. Después paré en un sitio para tomarme un smoothie, ya que hacía bastante calor. Seguí andando y me fui a visitar el bosque de los monos. Allí estuve disfrutando de la naturaleza y por supuesto también de los monos. Había gente que dejaban que se montaran los monos encima de ellos, pero hasta ahí no quería llegar yo. A una chavala rusa le mordieron el vestido hasta hacerle un agujero. A otra mujer le mordió un mono en el brazo por no darle su bolso, pero no le hizo sangre. Yo me quedé a distancia de los monos. Tras dar una buena vuelta por el bosque me salí y fui a buscar para comprar una tarjeta sim. Negocié un buen precio y me fui a almorzar. Tras eso me volví al hostal para descansar un poco.



A las 18:30 me pedí un uber moto para que me llevará al palacio de Ubud. Había contratado una entrada para un espectáculo de baile indonesio. Llegué temprano para coger un buen sitio y a las 19:30 empezó el espectáculo. Primero empezaron los músicos a tocar sus instrumentos y después iban entrando personas para bailar. En algunos momentos entraron hasta personas disfrazadas de dragones y otros animales. Un niño, que era turista, se asustó tanto que se levantó de su sitio y se quedó de pie al lado mía. Tenía miedo y le pregunté si estaba bien y con media sonrisa me dijo que sí. Le choque la mano y ahí se quedó el niño. Se sentó otra vez en su sitio cuando se fue el dragón, pero nada más entrar el dragón de nuevo, se levantó y se puso otra vez al lado mía. Tras el espectáculo me fui a dar una vuelta por la ciudad y me recogí.


Los próximos dos días, día 4 y 5 de abril, me lo tomé con calma. Estuve disfrutando de la piscina en el hostal, comiendo y bebiendo y preparando el itinerario por Indonesia.