Había encontrado un autobús desde Surabaya hacia Yogyakarta. Por la mañana me fui a la oficina de la empresa y a las 10:30 salimos. Por el camino paramos unas pocas de veces para ir al baño y para almorzar en un sitio local. La llegada a Yogyakarta estaba prevista a las 15:30, pero al final llegué a las 18:00. Entre la lluvia y el tráfico nos retrasamos mucho. Al llegar, me cogí un uber y me dejó en el hostal. Directamente pregunté sobre los tours que ofrecían para poder ir mañana. Me dieron un folleto y contacté por Whatsapp con la empresa. Dejé contratado el tour y salí a la calle para cenar. Por el hostal me recomendaron algunos sitios, pero ya estaban cerrando. Encontré un sitio con buena pinta y ahí cené. En el menú tenían hasta comida típica holandesa como “frikandel”, croquetas, “bitterballen” y “saucijzenbroodje”. Tras cenar me recogí, ya que me tenía que levantar temprano.
El día siguiente, 13 de abril, me sonó la alarma a las tres de la mañana. Media hora más tarde ya estaba el guía en su furgoneta esperándome. En la furgoneta había una pareja holandesa y un chino. Teníamos una hora de camino para llegar a un mirador. Era todavía de noche cuando llegamos al lugar. Subimos un poco y al llegar al mirador nos dieron un té. Me senté en un banquito y ahí empezó el espectáculo. Un amanecer precioso, pero un poco nublado. En el horizonte podíamos ver un poquito del templo de Borobodur, el cual íbamos a visitar próximamente. También se podía ver desde ahí el volcán más activo de Indonesia: el monte Merapi. Se podía ver como echaba humo el volcán. El guía nos explicó que eso era buena señal. Si no echaba humo, significaba que en breve iba haber una erupción. Al lado del Merapi podíamos ver otro gran monte: Merbabu.
Vi subir el sol por el horizonte y tras eso nos montamos de nuevo en la furgoneta. Era poco tiempo al templo de Borobodur. Llegamos al recinto y fuimos primero a desayunar los cuatro. Tras eso entramos a ver el templo con un guía. Para entrar nos dieron unas chanclas para poner. Sorprendentemente, nos dejaban quedarnos con las chanclas y la verdad que son bastante chulas.
Borobodur es el templo budista más grande del mundo. Fue construido en el siglo nueve y es una estupa con silueta de pirámide. Tiene varias plataformas y un total de 594 estatuas de budas. Fue un templo importante durante varios siglos pero después perdió importancia por convertirse el país al islam. En el siglo 19 fue descubierto bajo tierra y durante los años después renovado por los Países Bajos y Indonesia. Finalmente, fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En grupo visitamos el templo con el guía. Fue gracioso, ya que el guía sabía hasta hablar unas palabras en holandés. Pude hacer varias fotos del templo y la verdad que es gigante. Subí hasta arriba y vi como intentaron de renovar el templo sin saber como era originalmente. Desde arriba tenía unas vistas preciosas. Después de dos horas andando por el templo volvimos a la furgoneta. Nos juntaron con más gente y nos llevaron a un restaurante para almorzar. Después del almuerzo nos tocaba el segundo templo: Prambanan.
Prambanan fue un conjunto de más de 200 templos hindúes los cuales fueron construidos también en el siglo nueve. El siguiente siglo fue abandonado por posiblemente una erupción del volcán. Durante los próximos siglos la naturaleza hizo que el recinto se deteriorase. Siglos después, los holandeses con la VOC descubrieron los templos y posteriormente empezaron a la excavación y la restauración.
Al entrar en el recinto se podía ver desde lejos los templos. Me recordaba al Angkor Wat. Dentro del recinto se encontraban varios templos en una gran plaza y en medio el templo más grande. Me llevé una hora y media explorándolo todo y hasta se podía entrar en varios templos, pero no había mucho por dentro. Pude hacer varias fotos y finalmente era hora de volver al hostal. Por la noche salí a cenar y me recogí temprano tras el día largo.