Me levanté y bajé para desayunar. Me pedí de nuevo los panqueques que estaban buenísimos. Tras el desayuno me fui a la habitación y organicé mis cosas y la mochila. Estuve mirando lo que tenía en la mochila y me di cuenta que tenía ropa ahí que apenas me había puesto. Tenía un pantalón largo de salir que me lo había puesto dos veces solo: para el primer día de viaje a Egipto y para una cita. Me probé el pantalón, pero me estaba grande. Decidí dejarlo en la habitación ya que no le iba a dar más uso. Tenía la idea de comprarme algo de ropa en la capital Hanói.
A las 12:00 bajé a recepción para pagar todo y confirmar el transporte a Sa Pa para coger allí el autobús. Había dejado de llover y por eso elegí el transporte en moto, que salía más barato. Me recogió a las 12:30 y media hora más tarde llegué a la estación de autobús en Sa Pa. Me monté y vi que este autobús era diferente a los que había cogido anteriormente. Eran asientos cama, pero de dos en dos. Por suerte, no se “tendió” nadie al lado mía y tuve todo el viaje de 6 horas los asientos para mi. No se podían inclinar los asientos, con que me llevé tendido todo el tiempo y al final estuve durmiendo y escuchando música.
Sobre las 20:00 llegué al centro de Hanói. Anduve unos 10 minutos al hostal y tras hacer el check-in me puse a mirar un sitio para ir a cenar. Encontré un sitio famoso donde había comido el antiguo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, pero ya había cerrado. Vi que el plato que comió era “Bun Cha”, que es carne de cerdo a la parrilla con noodles en una sopa. Vi que había un sitio cerca el cual también lo ponían. Fui allí y la comida me encantó. Tenía un buenísimo sabor la sopa y la combinación con la carne y los noodles hacía que me lo comiera entero. Aparte de eso, me pedí también unos rollitos de primavera de verduras y una cerveza. Todo esto tiene como nombre el “Obama combo”, ya que fue lo que pidió Obama en 2016 en el otro restaurante. Precio total: 130.000 Dong (menos de 5 euros).

El siguiente día, 7 de junio, me quedé más tiempo en la cama y me perdí el desayuno del hostal. Salí más tarde a la calle y me fui a buscar algo para desayunar. Encontré una panadería que vendían croissants, algo con lo que se han quedado los vietnamitas tras la colonización de los franceses. Después de eso, me puso a andar por el barrio del “Old Quarter”. Pasé por una tienda de Uniqlo y entré para comprarme algo de ropa. Al final me compré una camiseta. Tras eso me fui andando a la catedral de St. Joseph. Me hice varios fotos y entre dentro de la catedral. Había mucha gente mayor dentro cantando y rezando. Me quedé allí sentado un rato viéndolo, ya que se me hizo raro ver una catedral católica tras tanto tiempo.

Salí de la catedral y me fui andando hacia la prisión Hoa Lo. Por el camino vi un bar y decidí pararme allí para tomarme algo. Tras eso entré en la prisión, la cual fue edificada por los franceses en el año 1896 y la usaron para meter presos a los vietnamitas rebeldes. Fue interesante de ver todo. Me hace pensar en todo lo que han causado los países colonizadores en estos países y como hubiera sido de diferente sus historias sin haber sido colonizado. Vietnam estuve casi 100 años bajo dominio de Francia y después de ganar su independencia, le metieron en una guerra larga contra los americanos.

La información que estaban dando en el museo era bastante pro vietnamita. Se podía leer por ejemplo a menudo que a pesar de los horrores que cometían los franceses contra los presos, ellos seguían fuerte y con las ideas claras para conseguir su objetivo: la independencia. Al final del museo me senté delante de la pantalla para ver un video en una televisión. Una vez terminado, salí de museo y seguí mi camino explorando la ciudad. Unos minutos más tarde, me di cuenta de repente que no tenía la mochila encima. Intenté pensar donde me la podía haber dejado y el primer pensamiento fue el bar antes del museo. Rápidamente me fui andando hacia el bar y mientras tanto estaba pensando en lo que podía perder con la mochila: mi cargador y mi camiseta nueva recién comprada. Llegué al bar y ahí no estaba. La camarera me enseño las imágenes de video y pude ver que salí con la mochila en la espalda. La tenía que haber dejado en la prisión. Ahí se me vino a la cabeza que la pude haber dejado en el asiento viendo el video delante de la televisión. El guardia me dejó entrar y ahí seguía mi mochila donde la había dejado.
Con el susto todavía en el cuerpo, me volví al hostal para organizar las próximas semanas del viaje. Compré varios billetes de avión y reservé algunos hostales. Por la noche salí a cenar para comer “Pho Bo”, una sopa de noodles con ternera.
El siguiente día, 8 de junio, tenía el día planeado para explorar los monumentos que me faltaban por ver. Me levanté temprano y mi primera parada fue la vía del tren. Allí es la famosa foto por la vía del tren con todos los pequeños negocios al lado de la vía. Llegué temprano para coger un buen sitio y me senté en uno de los bares. Había que tomar algo y me pedí un smoothie. Esperé un poco ahí sentado y por fin pasó el tren delante de mí. A pocos centímetros de mi cara tenía el tren pasando. Pude hacer varias fotos y videos y tras pasar el tren seguí mi camino.

Mi próxima parada sería la ciudad imperial de Thang Long. Este recinto fue la capital administrativa hace muchos siglos. Durante excavaciones habían encontrado varios edificios de hace diez siglos. El sitio en si no me estaba gustando mucho. Era bastante grande, pero poco especial. El edificio en la entrada sí era bonito, ya que transmitía la típica influencia asiática. Lo otro que me gustó ver fue el bunker que usaron durante la guerra contra los americanos. Dentro del bunker pude ver antiguos mapas, teléfonos y otros modos de comunicación.
Tras explorar un poco más, salí de ahí y me fui andando al mausoleo de Ho Chi Minh. Por el camino me encontré una estatua de Lenin, lo cual me sorprendió un poco. Entiendo la influencia del comunismo ruso en Vietnam, pero no me esperaba ver a Lenin por aquí. Seguí andando y llegué al mausoleo de Ho Chi Minh. Había mucha seguridad y me pude hacer algunas fotos delante el mausoleo. Pensaba que se podía entrar también para verlo, pero estaba cerrado en ese momento. Estaba haciendo bastante calor y me fui andando hacia el lago para ver por ahí una pagoda. Me sorprendió que hubieran ahí más gente que en el mausoleo. Ya cansado por haber andado todo el día y por el calor, decidí pedirme un Grab moto para que me llevará al hostal.

Descansé un rato y salí andando hacia el restaurante famoso donde comió Obama en 2016. Se notaba que tenía fama, ya que estaba casi lleno de gente. Me pedí de nuevo el “Obama combo”, pero esta vez los rollitos de primavera eran de marisco. Al final me gustó más el plato en el sitio de hace dos días que en este. Pero bueno, por lo menos puedo decir que estuve cenando donde estuvo Obama.

Tras cenar me volví andando al hostal, ya que tenía que preparar las últimas cosas antes de coger el avión mañana. A 200 metros del hostal empezó a llover y decidí de meterme debajo de un techo para no mojarme. Pensé que tardaría poco la lluvia, pero no dejaba de llover. Cogí una silla y me senté a ver como llovía y como pasaban la gente andando y corriendo. Se me pasó por la cabeza salir corriendo al hostal, pero iba a llegar con la ropa toda mojado y no quería eso por el viaje de mañana. La lluvia se convirtió en un torrencial y las calles ya no podían manejar la cantidad de agua que estaba cayendo. Tras 45 minutos esperando allí y viendo lo que estaba cayendo del cielo, empezó a dejar de llover fuerte. Pude ir andando hacia el hostal, pero mojándome los pies por ir en chanclas. Al llegar a la calle de mi hostal, vi que el nivel del agua era mucho más alto que en la calle anterior. ¡El agua llegaba aquí a mis rodillas! No había otro camino hacia el hostal y intenté no pensar en como estaría de sucio el agua. Poco a poco pasé por el agua y por fin llegué al hostal. Me metí directamente en la ducha para quitarme la suciedad de las piernas y me fui a dormir.
