Me levanté a las 06:00 de la mañana. Tras una ducha y recoger mis cosas, hice el check-out. Tenia que andar diez minutos a la estación de metro y ahí me compré el ticket para ir al aeropuerto. Cogí el metro y tenía dudas si debería quedarme sentado durante todo el tramo como me estaba diciendo Google maps. Mirando las señales dentro del metro, me bajé en una estación con conexión al aeropuerto. Al final hice bien, ya que tenía que coger aquí el tren directo para el aeropuerto. Tuve que esperar unos 20 minutos y mientras tanto estaba viendo la cantidad de gente que cogían los trenes. Vi hasta dos niños solos de unos 8 años vestidos con sus uniformes y mochilas, preparados para coger el tren al colegio. Cogí el tren y 45 minutos más tarde llegué al aeropuerto. Había salido muy temprano del hostal, ya que tenía miedo de tardar mucho por lo grande que es la ciudad. Llegué a buena hora y fui al mostrador para obtener la tarjeta de embarque. Ahí ya estaba viendo que estaban siendo estrictos con el equipaje y el peso. En este vuelo estaba permitido 7 kilogramos como equipaje de mano. Nunca me habían puesto pegas, ya que mi mochila grande pesa 7 kilogramos. Me tocó el señor del cual yo ya había visto que era muy estricto. No parecía japonés, pero lo podía ser por como era. Me dijo de poner ambas mochilas en la báscula y el total eran 11 kilogramos. Ahí me dijo que tendría que pagar para facturar la maleta, pero le dije que no. Me retiré del mostrador y me puse a organizar la maleta. Saqué una pequeña mochila que tenía y ahí metí la tablet y varias otras cosas que más pesaban. Me colgué la pequeña mochila en la espalda y me puse el chubasquero por encima. Me acerqué de nuevo al mostrador donde me atendió una mujer. Con las dos mochilas en la báscula salió ahora el peso total de 8 kilogramos. La mujer no me dijo nada y me dio mi tarjeta de embarque. Me colgué ambas mochilas en la espalda para disimular la pequeña mochila que ya tenía colgada y me fui con una sonrisa rápidamente de ahí. Más adelante metí todas mis cosas de nuevo en la mochila grande y cogí el avión. Pensé que sería un vuelo corto, pero al final eran 4 horas hasta la capital de Filipinas: Manila. Aterrizar en Manila me puso un poco nervioso. Había algo de turbulencia al aterrizar, pero por la ventana vi que íbamos demasiado rápidos para aterrizar. Así fue y sin poner ruedas en el suelo, el capitán subió el avión de nuevo al fallar el aterrizaje. Nunca antes había experimentado eso y tras dar una nueva vuelta, pudimos aterrizar cómodamente.
Ahí tuve que hacer trasbordo, pero era necesario pasar por la aduana y salir totalmente afuera para entrar de nuevo adentro. Tenía ya bastante hambre y me paré en un restaurante para comer algo. Con la hora justa me fui a la puerta de embarque y ahí me sorprendió ver tanta gente esperando para el mismo avión. Yo pensaba que el vuelo de Manila a Cebú iba a ser posiblemente en un avión de hélices, pero era lo contrario. Era uno de las aviones más grandes en el cual me había montado, ya que en cada fila habían 9 asientos. Tras un vuelo de una hora llegué al aeropuerto de Cebú. Al llegar estuve mirando las opciones para ir al hostal. Podía coger el autobús, pero me dejaba todavía lejos del hostal. Aunque fuera un poco caro, cogí un Grab ya que tenía ganas de llegar rápido al hostal. El camino no fue tan rápido al haber mucho tráfico. Cansado llegué al hostal y me fui a la sala común para ver si tenían algo de comer. Tenían una oferta de hamburguesa con una cerveza gratis. Me entraron de maravilla y tras eso me fui a la cama. Preparé algunas cosas para mañana y me quedé dormido.

El siguiente día, 9 de julio, me levanté temprano y fui a desayunar en el hostal, ya que estaba incluido. Después de eso me fui a buscar un cajero donde no me cobraban comisiones. Por error mío, me cobraron comisiones al usar la tarjeta equivocada. Me sentí un poco estúpido tras haber andado 15 minutos al cajero. Volví al hostal y tras eso me fui a andar por la ciudad para conseguir una tarjeta sim. Hay dos compañías grandes en Filipinas y estaba dudando en cual coger. Al final me compré una tarjeta sim en el 7eleven de tres días para después recargarla online hasta los 30 días. Una vez que ya tuve todo bien preparado, pude disfrutar de la ciudad de Cebú. Me fui a almorzar y tras eso empecé a explorar.

Primera parada fue la cruz de Magallanes. En 1519 salió Magallanes desde Sevilla y en 1521 llegó y descubrió Filipinas. El 21 abril de ese año Magallanes plantó una cruz católica en este sitio en Cebú y debido a eso ahora es un monumento. Seguí andando hacia la basílica del Santo Niño. Ahí me puso a leer más sobre la historia de Filipinas. En 1565 llegó Miguel López de Legazpi desde Sevilla a Filipinas con varios misioneros. Trajeron el catolicismo aquí y por eso a día de hoy el 80% de la población es católica. Me llevé un buen rato en la basílica y tras eso me fui andando a la fuerza de San Pedro, una fortaleza en la costa. En esa plaza se me acercó un chaval de Inglaterra que quería hacerme una pequeña entrevista para su canal. Le dije que sí y me hizo varias preguntas mientras que me estaba grabando. Una pregunta me cogió de sorpresa, ya que me preguntó si estaba interesado en las “ladyboys”. Le contesté que no y me preguntó que porqué. La respuesta fue fácil ya que le dije que simplemente me gustan las mujeres. Sabiendo como esta la sociedad ahora que se ofende rápidamente, hasta pensé si mi respuesta no fue “ofensivo” ya que iba a salir online. Pensándolo después, mi respuesta es la que es y no hay más.


Intenté entrar en la fortaleza, pero ya estaba cerrado. Seguí mi camino y me metí por un barrio donde tuve mis dudas si estaba yo seguro por aquí. Veía mucha pobreza y gente mirándome y decidí salir de ahí rápido. Me fui andando hacia algunos monumentos y un museo, pero tampoco eran gran cosa. Por el camino me pidió una niña pequeña dinero. Le dije que no y me sentí mal. Enfrente había un supermercado y entré para comprarle algo de comida y bebida. Al salir no la encontré más. Di una vuelta más y me fui de vuelta al hostal.

No tenía más ganas de salir afuera y me quedé la noche en el hostal. Empecé a hablar con alguna gente del hostal: una chavala de Estados Unidos y un chaval de Colombia. Me invitaron a salir con ellos por la noche, pero les dije que me lo tenía que pensar. Cené en el hostal y tras eso les dije que me iba a dormir. No tenía ganas de salir de discoteca, ya que vi que iban de otro rollo.
