Me levanté temprano y mientras que estaba en la ducha, ya llamaron a la puerta que estaba el minibús esperándome. Habían llegado antes de la hora que me dijeron. Rápidamente me vestí, cogí mis cosas y, para no despertarla mucho, me despedí de Irene dándole un beso en la frente. La verdad que la echaré de menos, ya que he tenido buena conexión con ella desde el principio. Pero esto es también la vida del mochilero.
En el aeropuerto me pusieron de nuevo pegas por el equipaje que llevaba, pero ya sé los trucos para poder pasar sin problemas. Me monté en el avión a Manila y llegué allí a las 11:00 de la mañana. Mi próximo avión a Brunéi no salía hasta las 20:00 de la tarde y pensé en salir afuera a visitar la capital de Manila. Al final me quedé en el aeropuerto, ya que no tenía ganas de jaleo. La tarde se me paso rápida poniendo mi administración al día y preparando mis próximos destinos. Cogí el avión a Brunéi y llegué allí sobre las 22:30.
En la aduana empezaron a dudar con las respuestas que estaba dando y me pasaron con la jefa. Ella me dijo que necesitaba un vuelo de salida para poder entrar en el país, algo que no tenía. Con el Wi-Fi del aeropuerto compré rápidamente un vuelo barato que vi para la semana después a Kuala Lumpur. Volví a la jefa para enseñarle el billete y después de eso me preguntó si tenía dinero efectivo encima. Le dije que no, ya que todavía no había pasado por el cajero. No entiendo porqué, pero no me dejaba entrar al país sin tener dinero efectivo. Me dijo que su compañero me iba acompañar hasta el cajero para sacar dinero y mientras tanto tenía que dejar el pasaporte y mi equipaje con ella. Ya un poco cansado de tantas peticiones, solté un “j*der” en español, lo cual la jefa aparentemente había entendido. La cosa se puso tensa al pensar ella que le había insultado. Le tuve que pedir disculpas y decirle que fue un día largo y que no me esperaba estos inconvenientes para entrar en su país. Fui con el compañero al cajero y volví de nuevo a la jefa y con eso ya conseguí el sello en el pasaporte para entrar al país. Cogí un Grab para que me llevará al hostal y me fui directamente a la cama.

Los próximos días fueron de descansar mucho y ponerme al día con mi administración. Con el blog iba atrasado casi un mes y me puse a escribir como loco. Entre las fotos, mis apuntes y Google maps pude recordar el día a día de mis experiencias. También me dio tiempo de planear mis próximas semanas. Tengo varios destinos en mente que todavía me gustarían visitar, pero también estaba barajando la opción de volver a casa.



Al final me quedé demasiados días en Brunéi, pero me vino bien. No hice mucho y tampoco exploré el país. Visité las dos grandes mezquitas de la capital: mezquita del Sultán Omar Ali Saifuddin y mezquita de Jame´ Asr Hassanil Bolkiah. Ambas me gustaron mucho ya que desde afuera eran imponentes. Desde el río pude ver también Kampong Ayer, el pueblo flotante sobre pilotes más grande del mundo. Pude visitarlo con un barco, pero no me llamó mucho la atención. Había también un parque nacional para visitar, lo cual me interesaba, pero el precio para un tour de un día era demasiado caro. Sí visité varias veces el mercado nocturno de comida callejera, donde pude probar varios platos locales deliciosos.


Tras una video llamada con mi familia en una de las noches en el hostal, me puse a pensar y decidí de escribir libremente esos pensamientos: Estoy aquí en el hostal y acabo de ver por la tablet un partido de pretemporada del Arsenal. Llevo varios días pensando en que me prepara el futuro. Es algo que últimamente no me gusta hacer, ya que prefiero dejarme llevar y que fluya todo día a día. Ahí en mi mente tengo el pensamiento en que tarde o temprano se terminará este viaje y experiencia y volveré a España. Con ganas de ver la familia de nuevo, pero con dudas en que hacer con mi vida tras este viaje.
Irene, la chica que conocí en Filipinas, me dijo un día que me veía como un chaval muy tranquilo, sin preocupaciones y viviendo el día a día. Me sorprendió escuchar eso, ya que en mi vida “normal” estoy dándole muchas vueltas a la cabeza y puedo ser hasta lo contrario. Me hizo pensar ese comentario, ya que me gusta esta versión nueva de mi. La pregunta es como ser esta persona nueva que soy ahora también en mi vida “normal”. Creo que lo más importante es tener un claro objetivo en la vida, algo que me ha faltado durante muchos años. En este viaje mi objetivo es ver lo máximo posible, disfrutar de la vida, conocer gente y crecer como persona. Durante estos meses he estado centrado solamente en esos objetivos y ha hecho que mi mente se haya calmado. Mi mayor miedo es que al volver a casa, esos objetivos ya no me sirvan o pierdan importancia.

Tendré que buscar unos objetivos nuevos en la vida, algo que con la edad que tengo todavía me cuesta trabajo. La sociedad me dice de tener un trabajo estable, encontrar una mujer, casarme y tener niños. Por un lado siempre he pensado que son objetivos buenos en la vida, ya que la familia da un alegría inmensa. Pero tuve ese trabajo estable, tuve esa pareja que potencialmente podía haber sido mi esposa y no era feliz. Siempre estaba ese pensamiento en el fondo de mi mente que esto no podía ser todo en la vida. Algo me faltaba, pero tampoco sabía que era. Hablarlo con la gente tampoco solía ayudar, porque a primera vista lo tenía todo: salud, familia, trabajo, pareja, dinero. ¿Qué más podía pedir?
Toda mi vida he intentado quedarme dentro de mi zona de confort. El miedo era algo malo, lo cual había que evitar. Con este viaje he aprendido que estoy creciendo como persona saliendo de esa zona de confort. El hecho de decir que sí a cosas nuevas en vez de un no, ha hecho que haya podido vivir nuevas experiencias. Creo que mi miedo de volver a casa esta ahí: volver a la zona de confort y no poder sentir esos sentimientos de nuevo. Entiendo que es un privilegio lo que estoy haciendo ahora y que no es la vida “normal”, pero sigo pensando que tiene que haber algo más en la vida que trabajar de 9 a 17, casa y salir a tomar algo en los fines de semana. Mi alma no acepta eso más.

Por lo menos tengo un objetivo de vida claro: estar consciente de mi condición física. Hace unos años pesaba yo 15 kilogramos más y tengo claro que a eso no quiero volver más. De las personas que he conocido de las cuales he pensado que son felices y tienen las cosas claras en sus vidas, todas estaban en forma físicamente y disponían de disciplina. Quiera o no, la edad ya se está notando poco a poco.
También sé que al final soy responsable sobre mi propia vida. Hay que aprovechar las oportunidades. Las veces que he dicho que sí a un plan con otras personas han hecho que haya pasado una tarde, unos días o hasta varias semanas con esas personas. Si hubiera dicho que no, nada de eso hubiera pasado. El hecho de reconocer esas oportunidades hace que este viaje sea una preciosa experiencia para mi.
Otro tema que subconscientemente está ahí es el tema relaciones. Tengo 38 años y según la sociedad debería de estar casado y con hijos. Me hubiera gustado estar así creo, pero no ha ocurrido y eso también me ha dado la oportunidad de hacer por ejemplo este viaje. Si soy sincero, he tenido muchos momentos en el cual he pensado que eso de encontrar tu media naranja y tener hijos no me va a pasar ya. Pero en este viaje he aprendido que en cualquier momento, todo puede cambiar. He conocido muchas personas y maravillosas mujeres, sean como amiga o algo más. Lo que más me ha sorprendido es que cada mujer puede ser diferente, pero tener algo que me llame la atención. Eso me ha hecho ver que cada persona tiene algo especial.

Tengo que pensar en que hacer con mi futuro. ¿O a lo mejor no hay que pensar tanto y simplemente dejarme guiar por mi corazón?