Hoy tocaba dejar India atrás. Había llegado el momento de volver a Europa. Desde Nueva Delhi volé a Mumbai donde tuve que esperar varias horas en el aeropuerto para coger el próximo avión. En la madrugada tuve una nueva parada, esta vez en Abu Dhabi. Varias horas más tarde cogí otro vuelo hacia Europa.
Mi experiencia en la India ha sido contradictorio. Es un país que nunca me llamó la atención para visitar, pero durante estos últimos meses muchos viajeros me lo recomendaron. Tenía unos prejuicios (sucio, mucho ruido, pobreza y gente no siempre muy agradables), los cuales no me gustaban simplemente tener sin haberlo comprobado yo mismo con mis ojos. Es cierto que no es un país para todos: hay pobreza, mucha suciedad y mucho ruido, pero la gente es después muy amable y le encanta hablar con los turistas. En ningún momento me sentí inseguro. Al final eso es lo que me llevo de la India: su gente. El contraste con nuestra vida es muy grande y eso hace que la experiencia en muchos momentos sea un shock cultural.
Me he hecho la pregunta si volvería algún día a la India. Mi primera respuesta es que no, ya que tampoco me ha fascinado de buena manera. Pero también pienso que solo he visitado una parte del norte del país. Por lo que me han dicho, el sur de la India es mucho más tranquila. A lo mejor vuelvo en otro momento. ¡Quién sabe!