28 de febrero de 2025. Estaba llegando el final de mi estancia en México. Mi última parada sería la ciudad de Bacalar, que está cerca de la frontera de Guatemala y Belice. Cogí el autobús desde Tulum a Bacalar y tras unas 3 horas de viaje llegué a mi destino. Pensé que el autobús iba a parar en otra estación y por lo tanto tuve que andar un poco más a mi hostal. El hostal es uno de los peores en el cual me he hospedado. Tenía ya las dos próximas noches reservadas en otro hostal, pero no tenían mas camas para hoy. Decidí reservar este que era barato y aunque las reseñas no eran todas buenas, tenía todavía una nota media buena.
La llegada al hostal ya fue raro. Era simplemente un edificio sin ningún cartel para saber qué esto era el hostal. En la puerta había una chavala intentando entrar con otro hombre que era el fontanero. Él pudo abrirnos la puerta, ya que no había nadie en recepción y tampoco cogían el teléfono. Ahí empecé a hablar con la chavala llamada Erica. Ella no había tenido una buena mañana y llegó al hostal con una botella de alcohol y zumo de piña. Me contó sobre el hostal: desde ayer no había agua y por lo tanto no hay para ducharse ni tampoco se pueden usar los baños. Los baños estaban ya asquerosos por haberlos usado sin poder tirar de la cadena. En recepción no venía nadie desde hace unos días. Erica me dijo que simplemente eligiera una cama y cogiera unas sábanas de la recepción para hacerme la cama. Hablé con varios huéspedes más y todos me confirmaron la situación.
Yo tenía pensando de tomarme el día para escribir y actualizar el blog, pero Erica me preguntó varias veces si quería probar su cubata al cual le había puesto un nombre (ya no me acuerdo del nombre al escribir esto una semana más tarde). Al principio no tenía ganas de beber, pero tras estar charlando con ella y pasármelo bien, empecé a tomarme varias copas con ella. Erica tiene mi edad, por lo cual me gustó hablar sobre temas más serios con ella. Estuvimos toda la tarde bebiendo y charlando hasta que ella se tuvo que ir para coger el autobús.
Tasmia me había hablado para ir a cenar. Sin poder ducharme quedé con ella y otra chavala para cenar. Les dije de ir a un restaurante local que tenía muy buena pinta y allí estuvimos cenando. La comida estaba tan rica, que tenía ganas de volver de nuevo otro día. Tras cenar nos fuimos a un bar a tomar algo. En el bar había música en directo y gente bailando salsa. Pasé un buen rato allí hasta que me fui a dormir.