¡Mi cuarta maravilla del mundo! 31/08/2024 – 03/09/2024 Agra (India)
¡Mi cuarta maravilla del mundo! 31/08/2024 – 03/09/2024 Agra (India)

¡Mi cuarta maravilla del mundo! 31/08/2024 – 03/09/2024 Agra (India)

Para ir a Agra tuve que coger el tren. Tras desayunar, me fui andando a la estación y ahí tuve que esperar un rato. Me senté y empezaron a hablarme dos chavales que estaban al lado mío. Ahí me di cuenta de nuevo de la diferencia en cultura, ya que muchas preguntas iban sobre tener pareja e hijos. Mientras que estábamos hablando, se acercaron también un grupito de chavales que iban a jugar un partido de voleibol en otro pueblo. Cuando me di cuenta, estaba rodeado de chavales haciéndome preguntas de todo tipo. Fue gracioso y terminamos la conversación con una foto grupal. ¡Me acabo de acordar que el chaval nunca me envió la foto por Instagram!

Me levanté y me fui al andén para esperar al tren. Aquí en India ya había visto varias locuras por las vías del tren, como bajarse del andén para cruzar al otro lado por las vías. ¡Hasta con varios niños pequeños! Esta vez fue diferente, ya que se bajó un hombre del andén cuando en ese momento iba a pasar un tren por la otra vía. Tardé unos segundos en procesar lo que estaba viendo, pero ahí me di cuenta que probablemente iba a ver un suicidio ya que el hombre iba andando hacia esa vía. Se plantó en medio de la vía mirando al tren que venía a toda velocidad y sonando el claxon y poco antes de atropellarle, el hombre se tendió en la vía y el tren pasó por encima de él. La gente empezó a correr por el andén y cuando pasó el tren, se fueron corriendo hacia el hombre. Sin más, el hombre se levantó de nuevo como si no hubiera pasado nada. Yo con las manos en la cabeza, no me esperaba que saliera de ahí vivo. Algunas personas lo ayudaron a subir al andén y también vino la policía para llevárselo.

Me monté en el tren y 6 horas más tarde llegué a Agra, la ciudad del Taj Mahal. Ya era de noche y tras hacer el check-in, subí a la terraza del hostal para ver desde ahí el Taj Mahal. Me sorprendió lo grande que era el palacio de lejos, ya que pensaba que sería más pequeño. Hablé con Fedde y Dominique y me fui a cenar con ellos en su hostal. Probé varios platos nuevos de la cocina india y estaba todo buenisimo. Nos quedamos allí charlando un buen rato con algunas cervezas y tras eso me fui a dormir.

El siguiente día, 1 de septiembre, decidí visitar el fuerte de Agra. Me fui a desayunar y hoy tenía ganas de andar y simplemente explorar la ciudad a mi ritmo. Tardé 45 minutos en llegar al fuerte y por el camino dudé si coger un tuk tuk, ya que estaba haciendo bastante calor. Al final, me gustaba lo que estaba viendo por el camino y seguí andando. Al llegar allí, compré la entrada y entré. El fuerte de Agra, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una imponente fortaleza de arenisca roja situada junto al río. Construido en el siglo XVI por el emperador Akbar, alberga palacios, mezquitas y salones que reflejan la grandeza del Imperio mogol. Este histórico fuerte fue residencia real y, más tarde, prisión del emperador Shah Jahan, quien desde allí contemplaba el Taj Mahal.

Estuve varias horas explorando el fuerte y el sitio me gustó. Me gustó tanto, que al terminar de verlo todo, decidí dar de nuevo una vuelta por el recinto. Al salir de allí, fui a explorar el barrio que hay detrás. Pasé por unas zonas donde pude ver la realidad de mucha gente: chabolas, pobreza y mucha basura por todos lados. Los niños se acercaban pidiéndome dinero o hasta la pulsera de goma que tenía en mi muñeca. Vi que estaba llamando ya mucho la atención de la gente y seguí mi camino por el barrio. Llegué a la mezquita Jama Masjid, construida en 1648 por la hija del emperador Shah Jahan, Jahanara Begum. Es una de las mezquitas más grandes y hermosas de la India. Ubicada frente al fuerte de Agra, destaca por su impresionante arquitectura de arenisca roja y cúpulas de mármol blanco.

Me quité los zapatos en la puerta y entré dentro. Tras varios pasos empecé a escuchar gente llamándome. Me hice el tonto, ya que estaba un poco cansado en ese momento de que la gente me estuvieran hablando constantemente. No paraban de llamarme y se acercó un chaval diciéndome que la entrada era solo para creyentes. ¡Y yo pensando que me estaban llamando para hablar conmigo! Pedí disculpas y me fuí de ahí.

El siguiente día, 2 de septiembre, tocaba ver el monumento más famoso de la India y una de las razones más importante de visitar este país: el Taj Mahal. Es un mausoleo construido en el siglo XVII por el emperador mogol Shah Jahan en memoria de su esposa Mumtaz Mahal. Hecho de mármol blanco, deslumbra con su simetría perfecta, intrincados detalles y reflejos sobre las aguas del río Yamuna. A día de hoy, es una de las siete maravillas del mundo moderno y la cuarta maravilla que visito. El Taj Mahal no solo es un testimonio de amor eterno, sino también una obra maestra del arte y la ingeniería mogol.

Mi alarma sonó a las 05:30 de la mañana. Salí a la calle y en pocos minutos llegué a la entrada. Ya había gente esperando en la cola y tras el control, pude entrar dentro. Nada más entrar, ya se podía ver desde lejos lo imponente que es el Taj Mahal. Con la primera luz del día, el mausoleo tenía un brillo precioso. Me llevé varias horas andando por el recinto y haciendo fotos desde todo tipo de ángulos. Mientras estaba haciendo una foto, se me acercó un hombre con una cámara preguntando si quería que me hiciera algunas fotos. El precio saldría a 100 rupias (un poco más de un euro) por foto, lo cual me pareció caro. Pensé que estaría bien tener algunas buenas fotos, ya que era un sitio especial. Le dije que sí y tras la sesión de fotos empezamos a negociar precio. Me hizo unas 15 fotos y me dijo el precio de 1000 rupias. Me parecía muy caro y quería rebajarlo a 500 rupias. Me vería las ganas que tenía yo de obtener las fotos, que al final dije que sí. Pagué demasiado, pero me mereció la pena.

Estuve varias horas explorando todo el recinto y ya cansado, me senté en un banquito para simplemente mirar el Taj Mahal tranquilamente. Son esos momentos donde me doy cuenta que estoy al otro lado del mundo y viendo uno de los monumentos más famosos del mundo. Es curioso, porque me esperaba un sentimiento de “WOW”. Pero ese sentimiento no llegó. Creo que también es una de los puntos negativos de viajar durante largo tiempo, al final no te emociona tanto como al principio. Es lógico, pero por otro lado también me da algo de pena. Eso me hizo pensar también en si ya era momento de alomejor volver a casa. Es un pensamiento que llevaba arrastrando desde Brunéi. En algunos momentos parece que estoy pasando lista de cosas que quiero ver en vez de realmente disfrutarlas. Cuando llega ese momento, creo que es buena idea pararse y pensar lo que uno realmente quiere hacer.

Con esos sentimientos contradictorios, salí del Taj Mahal. El resto del día me lo tomé con calma y también me eché una pequeña siesta tras haberme levantado temprano. El siguiente día, 3 de septiembre, tenía cogido un bus nocturno para ir a mi próximo destino. Pregunté en el hostal como era la mejor manera de ir a Varanasi y como me dijeron, hice. Me cogí un tuk tuk y me llevó a las afueras de la ciudad. El taxista me dijo que se iba a quedar conmigo a esperar hasta que llegará el autobús, ya que esta zona no era muy segura. Era un punto abandonado al lado de la autopista donde han habido varios robos a turistas. El taxista hasta llamó a la compañía del autobús para ver cuando iba a llegar. Por fin llegó el autobús, me despedí del taxista y le dejé una propina por haberse quedado conmigo. El camino sería de unas 12 horas, pero llegaría por la mañana sobre las 09:00 a la ciudad de Varanasi. ¡Me voy a dormir!

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