Atardecer con chocolatinas – San Cristóbal de las Casas (México)
Atardecer con chocolatinas – San Cristóbal de las Casas (México)

Atardecer con chocolatinas – San Cristóbal de las Casas (México)

13 de febrero de 2025. Había quedado temprano con Cassie para desayunar en el hostal. El desayuno tardó bastante tiempo, pero mientras tanto estuvimos charlando y sentado al solito. La mañana estaba fresquita, pero al sol se estaba bien. Tras el desayuno, cogimos un colectivo (un minibús que es como un autobús de pueblo) para que nos llevará al parque ecológico de Arcotete. El nombre del parque proviene de una de sus formaciones geológicas más famosas: un arco natural que se forma en una pared de roca, creando una especie de «puente» que es una de las principales atracciones del parque.

Entramos en el parque y directamente fuimos a las cuevas. Ambos quedamos sorprendidos, ya que no nos esperábamos que fuera tan bonito. Yo pensaba que era una pequeña cueva, pero fue lo contrario. Pudimos entrar dentro y meternos por varios túneles y sitios. De vez en cuando podíamos ver por los agujeros el paisaje alrededor de la cueva. Salimos de la cueva y nos fuimos a dar una vuelta por el parque. No estaba muy bien señalizado, pero simplemente nos fuimos andando y charlando. Tomamos un descanso al lado del río y tras eso volvimos al punto de inicio.

Cogimos el colectivo para que nos dejara de nuevo en el centro. Por el camino estuvimos mirando donde almorzar, ya que ambos teníamos bastante hambre tras la caminata. Encontramos un sitio con un plaza interior al aire libre y allí fuimos. Compartimos hamburguesas y de postre una riquísima tarta de zanahoria. Fue mucha comida y quedé bastante lleno. El sitio ofreció también una cata gratuita de Pox y probamos varios. El más bueno fue el último que era más suave y de sabor chocolate.

Cassie se fue a echar una pequeña siesta y yo me fui a dar una vuelta por la ciudad. Quedé posteriormente con Cassie para ir a ver el atardecer en la montaña de Don Lauro. Estuve preguntando a varios chóferes de colectivos para llegar allí, pero parecía que nadie sabía dónde estaba la montaña. Le pregunté a un taxista, pero nos quería cobrar demasiado. Viendo la hora y sabiendo que también había que ir andando hacia arriba durante 40 minutos, cancelamos el plan y nos fuimos a la iglesia de nuestra señora de Guadalupe para ver desde allí el atardecer. Había comprado algunas chocolatinas y con el atardecer delante nuestra, estuvimos comiéndonos las chocolatinas y charlando. Pude hacer también varias fotos chulas con los diferentes colores del atardecer. Nos fuimos lentamente andando de vuelta al hostal y por el camino le dije de parar a tomarnos un chocolate caliente, lo cual es típico aquí en México. Era un vaso grande y contiene 80% cacao, tabletas de chocolate y leche. Ambos quedamos tan llenos con el chocolate que no teníamos muchas ganas de cenar ahora tacos en el hostal.

En el hostal estuvimos cenando con varias personas y después decidimos irnos los dos al centro para tomar algo allí. Yo quería un ambiente diferente tras haber pasado las últimas noches en el hostal. Vimos un bar con un sofá afuera en la calle peatonal y allí nos sentamos. Yo me pedí una michelada, la cual tenía ganas de probar. La michelada es un cóctel mexicano hecho con cerveza, jugo de limón, salsa picante y otros condimentos. Se sirve en un vaso frío con el borde cubierto de sal.

Allí estuvimos charlando y riéndonos sobre cosas de nuestras vidas, como por ejemplo nuestras peores borracheras. Intenté avanzar más con ella, pero no tuvo resultado. Yo ya sabía claramente que ella estaba en otro punto en su vida, al terminar hace solo unas semanas una relación larga y por el cual ella todavía seguía muy enamorada de su ex. De todas formas, le quería hacer saber que me parecía una chica estupenda con la cual pude conversar como si la conociera de hace años. En este viaje me he prometido a mí mismo que no me quiero quedar con remordimientos y así hice. Nos volvimos al hostal y delante del hostal le di un abrazo grande. Hacía tiempo que no había sentido un abrazo así.

Entré en el hostal y no tenía ganas de ir a dormir. Pasé por la sala común y ahí vi a Felix, una chaval que conocí en Puebla. En Puebla estuvimos hablando sobre Cuba, ya que él quería ir pero le habían dicho que era muy peligroso. Yo le dije que no era así y que fuera. Nos tomamos los dos una cerveza y me contó lo que le había pasado estás últimas semanas: durante una ruta de senderismo le habían robado la mochila, el móvil, el pasaporte y algo de dinero apuntándole una pistola a la cara. Curiosamente, la guardia civil le ayudó a recuperar la mayoría de sus cosas llamando a varias puertas en el pueblo. Nada de rellenar un formulario en comisaría y un «ya le llamaremos si encontramos algo». No, la guardia civil fue con él a preguntar por el pueblo ya que tenían un idea de quien podía ser. Tras intercambiar nuestras experiencias, me despedí de Félix y me fui a dormir. Todavía no sabía cuál sería mi plan para mañana y tenía que planearlo.

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