Hoy tocaba salir de Laos. No quería marcharme, ya que me encantó pasar tiempo con Justyna. Ella se marchaba a Tailandia y tras yo llevar más de una semana en la isla, lo lógico era de seguir mi camino también. Por la mañana Mickey y yo nos montamos en la lancha para salir de la isla. Cuando llegamos a tierra firme, tuvimos que esperar un rato hasta que nos pudimos montar en el minivan. Salimos y tras media hora de camino llegamos a la frontera de Laos. En el minivan teníamos el equipaje amontonado por todas partes, ya que no había maletero. En la frontera tuvimos que arreglar la salida de Laos y posteriormente pasar la frontera hacia Camboya. Allí arreglé el visado. Pensamos que serían 30 dólares, pero al final nos costó 38 dólares a cada uno. La razón no sé porque, pero había leído que suelen subir los precios de vez en cuando como propina.

Tras conseguir el visado, nos intentaron meter a todos en una minivan pero éramos demasiada gente. Nos quedamos fuera y estuvimos esperando un buen rato. Allí me puse a jugar con unos niños que estaban en la tienda. Vino el próximo minivan y nos esperaba 5 horas de camino por delante. Hicimos una pequeña parada en Strung Streng para almorzar algo. Después de eso seguimos el camino y la carretera estaba fatal. Nos llevamos varias horas botando de un lado a otro debido al estado de la carretera. Por la noche llegamos a Siem Reap y un tuk tuk nos llevó gratis a nuestro hostal. Tras hacer el check-in, salimos a cenar los dos a un restaurante. Ahí me di cuenta de que todos los precios están en dólares americanos. Apenas usan la moneda local Riel. Tras cenar íbamos a quedar con Mia, la cual no habíamos visto desde hace dos semanas. Al final ella estaba cansada y nos veríamos mañana. Nosotros también estábamos cansados de todo el día de viaje y nos recogimos.
