Después de haber vuelto unos días a Ubud, tocaba hoy de ir a un lugar nuevo. Me levanté temprano y fui a desayunar al hostal. Recogí mis cosas y me pedí un Uber scooter. Al puerto de donde salía mi ferry había unos 40 kilómetros, pero por el tráfico y las carreteras tardaría un poco más de una hora en llegar. Al final se me hizo leve, aunque estuviera cargando con las mochilas. ¿Porqué no me cojo un Uber coche y voy más cómodo? El tráfico por aquí es horroroso y con la scooter se puede ir entre los coches. Aparte, como buen mochilero que soy ya, es tres veces más barato una scooter que el coche.
Tras una corta espera en el puerto me monté en el ferry. Tardé unas dos horas en llegar a mi destino, ya que primero tuvimos que hacer parada en la isla de Gili Trawangan, la isla más grande y con mas ambiente de las tres islas Gili. Por el camino conocí a dos chavales hispanohablantes, uno de Perú y otro de Colombia. Estuvimos hablando un rato y después me fui a dormir un poco. El ferry se quedó casi vacío tras pararse en Gili Trawangan y la próxima parada era la mía: Gili Meno. Es la isla más pequeña de las tres y también la más tranquila, pero tiene los mejores sitios para hacer snorkel. Me bajé del ferry para pasarme a otro barco pequeño que nos llevaría al puerto. Allí me di cuenta de lo pequeño que es la isla: no hay coches y solo tienen algunas motos y coches caballos. Me fui andando a mi hostal y tras el check-in, me quedé un rato en mi bungaló privado.
Por la noche salí a dar una vuelta y me fui a la parte oeste de la isla para ver el atardecer. Encontré un chiringuito en la playa y allí me quedé cenando y tomando algo. Ya estaba todo oscuro y decidí volver al hostal, pero por el camino vi un cine al aire libre en la playa. La película, “A star is born”, acababa de empezar y me tendí para verla. Terminé de verla y me fui a dormir.
El siguiente día, 21 de abril, me lo tomé con calma. Me levanté tarde y fui a desayunar en el hostal. Después estuve de relax en el bungaló. A media tarde salí a la playa y estuve un rato allí hasta el atardecer. Por la noche quedé de nuevo con Lola y Malina para cenar y nos fuimos a un chiringuito para comer.
El siguiente día, 22 de abril, quedé temprano con Lola y Malina. Desayuné primero en el hostal, ya que me encantaban los crepes con plátano y el smoothie de plátano que me preparaban. Me fui andando a la parte noreste de la isla, donde estaban desayunando las chicas. Nos metimos en el agua para hacer snorkel y desde la orilla ya se podía ver el coral. Nos llevamos toda la tarde haciendo snorkel y viendo mucho coral, peces y tortugas. Poco a poco nos íbamos moviendo para ir de la parte noreste hacia la parte oeste de la isla.
En la parte oeste pudimos ver las famosas estatuas en el fondo del mar. Algunas veces no me doy cuenta de las cosas que estoy viendo al otro lado del mundo. Esas estatuas sumergidas en el mar las había visto yo en fotos hace años y ahora las estaba viendo yo aquí en persona. Nos llevamos un buen rato por el alrededor de las estatuas esperando a ver si se quedaba sin turistas, pero no había manera. Era muy mala hora, ya que los barcos con turistas llegaban de las otras islas. Entre los turistas conseguí algunas fotos y videos chulos con la cámara acuática. Cansado de todo el día en el agua, nos fuimos a cenar al chiringuito de nuevo. Tras cenar me fui al hostal de las chicas, ya que allí tenían noche de cine. Me quedé a ver la película “Dune” y tras eso me fui a mi bungaló a dormir.
El siguiente día, 23 de abril, quedé de nuevo con las chicas para hacer snorkel. Tras desayunar, nos fuimos a la parte oeste de la isla de nuevo. Volvimos a ver las estatuas sumergidas, pero esta vez con menos turistas. Lola se quedó en la playa con nuestras cosas y yo me fui con Malina al agua en busca de un barco hundido. Desde las estatuas hasta el barco sumergido había que nadar un buen rato por la costa. No sabíamos donde estaba exactamente el barco, pero viendo donde estaban los barcos con los turistas supimos donde debería de estar. Tras preguntar a varios guías en los barcos, pensábamos que iba a ser imposible de verlo ya que podía estar muy profundo para verlo haciendo simplemente snorkel. Cuando casi queríamos tirar la toalla, vimos por fin el barco sumergido. Estaba a unos diez metros de profundidad y vimos mucha gente buceando alrededor del barco. Yo pensaba que era un barco de la Segunda Guerra Mundial, pero tras informarme más, leí que era un barco que habían hundido hace unos 15 años. Tras tres horas en el agua en busca del barco, nos volvimos cansados a la playa. Nos fuimos a cenar y nos recogimos tempranos.