Escuchando a mi corazón en vez de la mente 19/08/2024 – 21/08/2024 Púshkar (India)
Escuchando a mi corazón en vez de la mente 19/08/2024 – 21/08/2024 Púshkar (India)

Escuchando a mi corazón en vez de la mente 19/08/2024 – 21/08/2024 Púshkar (India)

Me levanté temprano para poder visitar otro fuerte antes de irme. Negocié con un tuk tuk para que me llevará al fuerte de Nahargah. El fuerte está encima de una montaña y hay 40 minutos andando hacia arriba. Llegamos abajo con el tuk tuk y el chófer se paró y me dijo que habíamos llegado. Le dije que quedaba subir arriba, pero él se negó. Le dije que le había pedido llevarme al fuerte y no que tenía que andar ahora todavía 40 minutos. Él seguía igual y no quedaba otra. Empecé andando hacia arriba, pero viendo lo que iba a tardar y que iba con la hora justa, decidí no subir arriba. Me volví andando al hostal para hacer algo de tiempo y así poder ver algo más de la ciudad.

Tras llegar al hostal, preparé mis cosas y me cogí un tuk tuk para ir a la estación de autobús. Tras buscar y preguntar a la gente, encontré la agencia y esperé un rato al autobús. Sin aire acondicionado, empecé el viaje de cuatro horas. Al principio el autobús estaba medio vacío, pero por el camino se iban montando más gente hasta el punto de haber gente de pie en el pasillo. Tenía la ventanilla abierta para que me entrará aire fresco, pero eso también significaba que entraba polvo adentro. Al final del camino, me notaba la cara y los brazos lleno de polvo y suciedad. Necesitaba una ducha. Llegué a Pushkar y me baje en medio de la carretera, ya que estaba cerca del hostal. Tras una ducha, salí a cenar y di una vuelta por la ciudad.

El siguiente día, 20 de agosto, necesitaba un día de descanso. No hice nada y solo salí para comer algo.

El siguiente día, 21 de agosto, quería explorar la ciudad. Salí temprano y me fui a buscar un sitio para desayunar. Vi una cafetería cerca del hostal, pero decidí meterme más en el centro para ver otras opciones. En el centro se me acercó un chaval preguntándome donde había comprado mis zapatos. Tenía mucha hambre, con calor y sin ganas de una nueva charla para intentar venderme algo. Le dije gracias y seguí andando para adelante. Paseando seguía sin ver un sitio donde me apetecía desayunar. A lo tonto, ya me llevé andando media hora por el centro. Di la vuelta completa y ya decidí ir a desayunar a la cafetería al lado del hostal. Me pedí unos sándwiches y dos batidos por la sed que tenía. Con la energía recuperada y con mejor humor, me fui a visitar el primer templo Gurudwara. Entré descalzo y me tuve que poner también algo por la cabeza. El templo por fuera era muy bonito y impresionante, pero por dentro no ofrecía mucho. Me hice varias fotos y salí de ahí para visitar otro templo.

Por el camino me encontré de nuevo con el mismo chaval que preguntó sobre mis zapatos. Yo estaba en mejor humor y me paré a hablar con él. El chaval, que se llama Sonu, me dijo que si odiaba a los Indios por no haberle echado cuenta antes. Le expliqué el porque y nos pusimos a hablar más. Al final me ofreció visitar su casa, ya que me quería enseñar fotos de su familia y amigos. Por un momento pensé si debería aceptarlo o rechazarlo. Mi mente me decía directamente que no: donde iba a ir a una casa de un extraño, para que me robe o me haga algo peor. Pero después mi corazón me decía que porque no: podía ser una bonita experiencia de conocer una persona local y ver como es su vida y su hogar. Escuché mi corazón y lo seguí hasta su casa, lo cual estaba en un barrio regular por decirlo así. Entré adentro y me tuve que quitar los zapatos. Era simplemente una habitación de unos pocos metros cuadrados y ahí estaba la hermana preparando algo de comida. En la habitación habían varios utensilios de cocina, una televisión, un ventilador y un espejo con varios artículos de baño. No sé si tenían más habitaciones, pero me imagino que solo habría un cuarto de baño más y ya está. Ahí vive Sonu con su hermana y su cuñado.

La historia de Sonu es dura. Ahora mismo tiene 28 años, pero tampoco lo sabe exactamente ya que no tiene un certificado de nacimiento. Sus padres ambos fallecieron cuando él era joven. Su padre por el alcohol y su madre por un cáncer. Nunca ha ido al colegio y desde los 4 años ya estaba trabajando. Ya de mayorcito conoció a su futura mujer y tuvieron un niño juntos, pero con la pandemia la mujer lo abandonó al no tener ingresos. Su hijo lo ve de vez en cuando, pero es complicado ya que vive en otra ciudad. Sin nada, su hermana lo acogió en su casa donde están ahora de alquiler.

En su casa empezó a sacar fotos y una por una me iba explicándolas. Fotos de sus padres, hermana, sus tíos y primos y de turistas que había conocido. El inglés lo había aprendido simplemente hablando con turistas. Su hermana me preparó un té y me pareció feo dejarlo con que me lo tomé. Mi esperanza era que el agua estuviera hervida. Tras un buen rato charlando le dije que me iba a visitar más templos y Sonu ya me había preguntado si le podía ayudar comprándole algo de comida. Le di dinero para que él comprará lo que necesitará y tras unas fotos, le di un abrazo y me despedí de Sonu y su hermana. Tras estas experiencias me doy más cuenta que al final somos bastante afortunados por haber nacido donde hemos nacido. Las oportunidades ni las condiciones son las mismas.

Me fui a visitar otro templo y estuve andando por las afueras cuando un Indio me riñó por andar ahí con zapatos y también por haber entrado cuando no está permitido para extranjeros. Le pedí disculpas y le expliqué que por la entrada lateral que había entrado yo no había visto nada de carteles explicando eso. Salí de ahí y me fui al lago para hacer ahí unos videos y fotos. Tras eso me fui a visitar el templo más famoso de Púshkar: el templo de Brahma. Es uno de los pocos santuarios dedicados al dios creador Brahma y es el más importante de la India. Había bastante gente y de nuevo me llamaron la atención, ya que aparentemente tampoco se podía hacer fotos. Viendo que el templo por dentro tampoco ofrecía mucho, me fui andando hasta un mirador encima de la montaña. Hay un teleférico para llevarte arriba y al comprar el ticket, me lo estuve pensando si subir o no. El tiempo estaba muy nublado y pensé que no iba a ver mucho arriba. Me volví y 2 minutos más tarde empezó a llover. Sin chubasquero, me metí debajo de un techo y ahí estuve esperando casi una hora. La lluvia iba cada vez a más y las calles empezaban a inundarse. Una vez que dejó de llover un poco menos, busqué un tuk tuk para volver al hostal. Muchas calles estaban inundadas y en algunos momentos parecía que estaba en un barco en vez de un tuk tuk.

Al llegar al hostal, estaban los dueños jugando un juego de mesa típico de India: Carrom. Se puede jugar con máximo 4 jugadores y se trata de meter las fichas con ayuda de otra ficha en los agujeros de las esquinas para obtener puntos. Estuvo bastante entretenido y jugué varias partidas con ellos hasta que ya me recogí.

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