Nos levantamos todos, menos Enric que salía más tarde, temprano para salir a coger el ferry. A las 04:30 de la mañana cogí un tuk tuk con Irene y Andrea para que nos llevarán al puerto. Había casi una hora de camino y a la mitad se paró el tuk tuk y no era capaz de arrancarlo de nuevo. Varios intentos más, pero nada. El conductor paró a otro tuk tuk y ese nos llevó al final al puerto. Cogimos los cinco el ferry para ir de nuevo a Cebú. Llegamos temprano allí y tuvimos tiempo de dar una pequeña vuelta por el centro, el cual yo ya conocía. Al ir con todo el equipaje, decidimos de irnos al aeropuerto y hacer tiempo allí. Allí estuvimos varias horas esperando hasta que pudimos coger el vuelo hacia Siargao. Durante esa espera, a la falda de Irene se le soltó un hilo largo. Aprovechó ese hilo y en un momento me hizo una pulsera la cual me puso en la muñeca derecha. Desafortunadamente, varios días después la perdí haciendo snorkel. ¡Una pena!
Una vez en Siargao, cogimos un minibús para que nos llevará al hostal que estaba en el pueblo General Luna por la parte de la famosa playa Cloud 9. Tras dejar las cosas en el hostal, nos fuimos a buscar un sitio para comer. Encontramos un sitio chulo a pie de playa y pedimos de comer, pero yo ahí ya estaba rabiando de doler con el oído. Llevaba ya varios días con un oído taponado y notaba por el dolor que tenía que lo tenía infectado. Tras pedir la comida, me cogí un tuk tuk para que me llevará a una farmacia. Allí se habían quedado sin mi medicina y tuve que ir a General Luna para comprarlo allí. Me volví al restaurante y me eché directamente las gotas. Con la cabeza torcida por las gotas, empecé a comer. Por la noche fuimos a cenar y a tomar algo.

El siguiente día, 25 de julio, habíamos quedado con dos chavalas españolas más para hacer un “island hopping”. Tras una hora en barco, llegamos a un sitio precioso: una laguna entre montañas y verde. Nos metimos en el agua y estuvimos ahí nadando un buen rato. Había también una plataforma alta para poder tirarnos desde ahí al agua. Tras una hora y media allí, nos fuimos a nuestro próximo destino: una isla paradisíaca. Era de postal, con sus palmeras y aguas azules. Allí nos llevamos varias horas disfrutando de la playa y el mar. Después nos fuimos a la isla de enfrente y ahí estuvimos un rato pequeño.


Allí estuve hablando con una chavala española durante dos minutos, cuando el grupo me dijo que nos íbamos ya. Con las prisas se me olvidó de pedirle el Instagram a la chavala, la cual me había llamado la atención. Oportunidad perdida pensé cuando el barco salió de la isla. Volvimos a Siargao y llegamos a tiempo para ver el atardecer desde la playa de Cloud 9. Fue muy bonita, ya que el cielo tenía unos colores espectaculares y también había ahí un músico tocando la guitarra. Esa noche salimos a unos bares y pasamos un buen rato charlando y disfrutando.

El siguiente día, 26 de julio, cogimos las scooters y nos fuimos al norte de la isla de Siargao. La isla está hecha para explorarla con la scooter, ya que hay muchas carreteras preciosas lleno de palmeras. Esta vez no habían tantos kilómetros como hicimos en Bohol. En una hora podíamos estar en el pueblo de Alegría, que está al norte de Siargao. Nos tomamos nuestro tiempo durante el día y visitamos varios sitios en la isla. Una de las paradas fue Magpoponko, unas piscinas a pie de mar donde había una piedra grande ‘flotante’. Había mucha gente por ahí, pero seguimos andando un poco más hacia dentro y ahí estuvimos casi solos. En las varias aguas pudimos ver varios animales, como un pulpo, dos serpientes de mar, una anguila y varios peces y cangrejos. Almorzamos allí en un chiringuito y tras eso seguimos nuestro camino hacia Alegría. Pasamos por varios miradores con vistas sobre muchísimas palmeras.

Ya de noche llegamos a nuestro hostal en Alegría. Tras una ducha, nos fuimos a cenar al pueblo de Burgos. Allí había una gran fiesta de pueblo en un auditorio. Fue curioso, ya que tenían la música a toda voz. La gente estaba bailando en medio de la sala y tras terminar la canción, todo el mundo dejaba la pista de baile vacía para que pudiera hablar la alcaldesa. Tras unas palabras, volvía la música y de nuevo se llenaba la pista de baile. Así fue canción tras canción. De noche nos encontramos también con una chavala española con un chaval que se juntaron con nosotros. Ya tarde, nos recogimos al hostal.

El siguiente día, 27 de julio, estaba la mañana lluviosa. No sé porqué, pero llevaba varios días despertándome temprano y hoy era igual. Cogí la scooter con Nil y fuimos a comprar comida para hacer un desayuno rico en la cocina del hostal. Compramos huevos, pan, nutella, frutas, cebollas, aguacates y bebidas para un desayuno completo. Tardamos más de una hora, ya que tuvimos que ir a dos pueblos. En el hostal nos comimos unos huevos fritos con cebolla, pan y aguacate, los cuales entraron de maravilla. Habíamos hecho muy buena piña entre los seis y me gustaba el rollo que teníamos. Por la tarde dejó de llover y nos fuimos al pueblo Pacífico, donde fuimos hacer surf. Yo, Irene, Nil y Erola nos alquilamos cada uno una tabla de surf y durante dos horas estuvimos en el agua intentando de coger olas. Ahora era temporada baja para hacer surf, pero de todos modos habían unas olas apañadas para nosotros como principiantes. En noviembre, las olas aquí son tan altas como una palmera.


Conseguí ponerme de pie y que me llevará la ola varias veces. El momento más bonito fue cuando yo, Irene y Nil sin darnos cuenta hasta el final, cogimos la misma ola y conseguimos ponernos de pie hasta llegar estar al lado del uno al otro. Los tres chillamos de alegría por haber podido conseguir ese logro juntos.

Tras el surf nos volvimos al hostal para descansar un poco y por la noche nos fuimos a comer a un restaurante mexicano. Estaba riquísima la comida y ahí nos volvimos a encontrar de nuevo con la chavala española y el chaval. Volvimos todos a nuestro hostal y allí nos pasamos la noche jugando juegos de equipos, donde echamos unas buenas risas.

El siguiente día, 28 de julio, salimos de Alegría y volvimos por la parte oeste de la isla. Por el camino paramos en un sitio donde había muchísima gente. Sin saber, entramos yo, Irene y Enric para ver que había. Ahí vimos que eran las peleas de gallos. Tenía curiosidad por ver como era, pero tras la primera batalla nos fuimos. En las patas de los gallos habían puesto un pincho para hacer daño en el combate.
Seguimos nuestro camino hasta visitar unas pequeñas cascadas para darnos un baño. Hacía mucha calor y se apetecía estar metido en el agua. Tras eso nos fuimos a visitar el pueblo del Carmen. Allí comimos algo y visitamos también una iglesia. Posteriormente fuimos a ver el río Maasin en medio de la isla. Allí había la opción de tirarse de unas plataformas al agua y también de alquilar un barquito para llevarnos por el río. Yo, Irene y Enric nos metimos en el barquito y el resto se volvió a General Luna. En el barquito pudimos ver los manglares y la preciosa naturaleza que había. Fue un momento bonito por el silencio que había.

Tras el barquito nos volvimos los tres dirección General Luna. Era todavía temprano y yo tenía ganas de ver un sitio nuevo para ver allí el atardecer. Propuse de ir a “Secret beach” en la parte sudoeste de Siargao. Allí fuimos, pero no fue el atardecer que esperábamos. Vimos que alquilaban un paddleboard y entre los tres nos montamos ahí para estar en el agua y entre los manglares vimos el atardecer. Pasamos un buen rato ahí hasta que se hizo de noche. Volvimos al hostal y tras una ducha fuimos a cenar. En la cena me enteré por las otras dos chavalas españolas, que la chavala que conocí durante dos minutos durante el “island hopping”, había preguntado por mi. ¡Mira por donde! Le pregunté el número de teléfono a una de las dos chavalas y empecé a hablar con Esmeralda por Whatsapp. A ver si podemos quedar por algún sitio en Filipinas. Tras la cena, salimos todos a varios bares y discotecas. La noche fue larga y nos recogimos a las cuatro de la mañana.

El siguiente día, 29 de julio, me desperté a las 10 de la mañana y vi que Irene también estaba ya despierta. Le dije de ir hacer un “island hopping” y también se unió Erola. Fuimos primero a desayunar algo en una cafetería y tras eso llegamos al puerto sobre las 12 de la tarde. Ahí nos dijeron que el tour que queríamos hacer ya no estaba disponible por la hora que era. El único tour que había disponible era la visita de 3 islas. Por hacer algo, dijimos que sí y nos fuimos los tres en barco privado. La primera parada fue una isla llamada “Naked Island” y fue un espectáculo. Aguas azules de diferentes tonos, arena blanca y fina y unas vistas preciosas sobre el mar. Nos quedamos allí un buen rato los tres y nos pudimos hacer varias fotos. Las dos otras islas fueron también bonitas, pero no como la primera. El tiempo empezó a cambiar también y se veían nubes negras por Siargao.


Sobre las 16:00 llegamos de vuelta a Siargao y nos fuimos a comer algo en un restaurante tailandés. Buscamos un sitio después para ver el atardecer y por la noche nos reunimos ya los seis para una cena de despedida. Mañana se separarían nuestros caminos. Yo y Irene nos vamos a la isla de Palawan. Andrea, Nil y Erola se quedan más tiempo en Siargao y Enric se marcha a Malasia. ¡Los echaré de menos!