25 de febrero de 2025. Tras cenar con el grupo ayer, me dijeron de ir por la mañana temprano a andar por la playa hasta punta mosquito. Me gustó la idea, pero por la noche me puse a planear la próxima semana y decidí al final marcharme hoy a Playa del Carmen. Había encontrado dos noches en un hostal en Caye Caulker en Belice, lo cual en estas fechas es muy complicado. Por eso, tuve que meterle más prisa a mi viaje por México. Me levanté temprano y recogí mis cosas para ir andando hasta el puerto para coger el ferry. Tras media hora en ferry, tenía todavía una hora hasta que saliera el autobús. Al lado de la estación me quedé almorzando para hacer tiempo. A las 13:00 cogí el autobús y durante dos horas me quedé frito durmiendo.

Llegué a Playa del Carmen y me fui directamente al hostal donde hice el check-in. Salí a la calle para explorar y directamente me di cuenta que este no era mi sitio. Parecía esto “guirilandia”. Lleno de turistas americanos y muchos bares y restaurantes internacionales a precios desorbitados. Entiendo también porque viene tanta gente aquí: el agua del mar tiene un color precioso. Un azul claro que no se ve en muchos lugares del mundo.

Di un paseo por la playa y el paseo marítimo. Ya casi de noche volví al hostal para seguir planeando estos días. Me alegré que solo había cogido dos noches en el hostal, ya que tras ver el ambiente de aquí, no quería quedarme más noches. Con el plan hecho, salí a cenar y encontré un restaurante argentino. Ahí me comí un plato grandísimo de filete de pollo empanado con patatas fritas. Estaba buenísimo y me recordó a cuando mi madre me hacía esta comida en Holanda. Tras comer, me fui a dar una vuelta por el centro para ver el ambiente y tras eso me recogí.
