26 de febrero de 2025. El plan de hoy era hacer snorkel. Estuve mirando si en Playa del Carmen había sitios buenos para hacer snorkel, pero no encontré nada. Tenía la opción de ir a la isla de Cozumel, pero entre el ferry y el tour me salía el precio alrededor de los 90 euros. Descarté esa opción y vi que había un pueblo cerca con un arrecife. Me fui andando hacia la parada y ahí cogí el colectivo hacia Puerto Morelos. Había mucho tráfico por la carretera y tardé más de lo que pensaba. Me dejó en las afueras del pueblo y tuve que coger otro colectivo para llegar a la playa.

En la playa me puse a preguntar sobre el tour de snorkel. Había leído que el precio podía ser de unos 800 pesos, pero el tío me lo ofreció por 500 pesos. Acepté, pero necesitaba ser unmínimo de 2 personas. Ya había una pareja a las 13:30 y le dije que me unía con ellos. Tenía por delante varias horas y me fui a la playa a darme un baño. La playa es un pequeño paraíso, con su arena fina, palmeras y el agua azul claro y cristalina. Tras el baño, me senté en la sombra bajo las palmeras y me puse a mirar la gente. Ahí me di cuenta que no había ningún mexicano. La mayoría eran jubilados de Estados Unidos viviendo la buena vida aquí. Me hizo gracia al escucharlos, ya que parecían jóvenes hablando de las borracheras del día anterior.

En el tour de snorkel estaba con una pareja joven de Francia y con una pareja mayor de Estados Unidos. Una vez en el arrecife, nos tiramos al agua. Vi muchos peces, pero poco coral. Pero lo mejor fue que por fin vi un tiburón adulto. Era el tiburón nodriza y lo vi entre el coral. Lo perseguí durante un minuto para poder grabarlo. Viendo el tiburón, ya estaba yo satisfecho. En Asia había intentado de ver un tiburón adulto, pero solo conseguí ver un tiburón ballena.

Próxima parada fue un sitio donde suelen haber tortugas, pero desafortunadamente no vimos ninguna tortuga. Si vi varios peces curiosos que me gustaron. Las dos horas de snorkel pasaron volando y cuando que me di cuenta ya volvimos a la costa. Me despedí del grupo y me fui andando por el puerto. Vi una manta raya allí y varios pelícanos. Seguí mi camino por la playa y me pegué un baño de nuevo. Me quedé un rato en la playa y cuando ya fue casi de noche, me volví al centro para coger el colectivo. Esta vez llegué mucho más rápido a Playa del Carmen. Allí me fui a la playa para disfrutar los últimos rayos del sol y ver el atardecer. Ya después de eso me fui a cenar y tras dar una vuelta por el paseo marítimo, me recogí.
