¡Que hierva el agua! – Oaxaca (México)
¡Que hierva el agua! – Oaxaca (México)

¡Que hierva el agua! – Oaxaca (México)

5 de febrero de 2025. La noche en el hostal fue movidita. Sobre la 01:30 me desperté al escuchar una chavala llorando fuertemente en la sala de estar. Me iba a levantar para saber que le pasaba, pero escuché que varias personas se habían acercado ya a ella. No pude escuchar mucho, pero creo que un hombre intentó llevársela ya que ella estaba chillando que le intentaron violar. La pobre chavala no conseguía calmarse y por la mañana la vi que estaba todavía con el pecho encogido. A las 07:30 salí del hostal y me fui al Oxxo (mini supermercado) para comprar agua y el desayuno.

Llegué al otro hostal para irme con ellos a un tour por la sierra de Oaxaca. La primera parada fue en Santa María del Tule. Ahí podemos encontrar un árbol que está en el Libro Guinness de los récords: es el árbol con el mayor grosor del tronco en el mundo. ¡Tiene un grosor de 58 metros! De cerca se nota efectivamente que el árbol es gigante. La mañana estaba todavía un poco fresquita y di una vuelta por la plaza para estar al sol y calentarme.

De ahí nos fuimos al pueblo Teotitlán del Valle, donde visitamos lugares donde hacían tejidos naturales y velas. El pueblo sigue siendo muy tradicional a día de hoy y tiene su propio lenguaje antiguo zapoteco. Cuando visito este tipo de sitios me doy cuenta de la diferencia de vida que tenemos. Aquí es todo más simple sin tantas modernidades, pero me imagino que a veces también complicado. Curioso fue lo que contaron sobre las relaciones entre pareja. Para formalizar una relación, el novio y su familia tienen que regalarles un centenar de piezas de pan y diferentes frutas y velas a la familia de la novia. A día de hoy se sigue haciendo todavía está tradición.

Tras las demostraciones de tejidos y velas y su sucesiva charla de venta, nos marchamos a San Pablo Villa de Mitla. Aquí hay una zona arqueológica de los zapotecas del año 200 d.C. hasta 1500 d.C. Según el guía, la zona estaba en su estado natural sin ninguna reforma. Algo que no me creí, ya que muchas partes de los edificios estaban demasiado bien. Desgraciadamente, los españoles tuvieron aquí una influencia negativa. Al llegar aquí destruyeron varios edificios para construir con ese material una iglesia. Por los edificios que dejaron en pie, los zapotecas debían de pagar un impuesto para que los españoles no lo derrumbaran. ¡Chantaje emocional en toda regla!

El edificio más importante que queda en pie es el palacio principal. Tiene varias habitaciones y una sala comunitaria al aire libre. Todas las paredes están ornamentadas con elementos de la naturaleza: viento, agua y truenos.

Tras eso nos fuimos a almorzar a un restaurante de buffet por 200 pesos. Un poco caro, pero no había otra opción. Terminamos y nos fuimos a visitar Hierve el Agua, un sistema de cascadas petrificadas que están formadas por carbonato de calcio. Hay también varias «piscinas de agua hervida». Aunque no está hirviendo literalmente, el agua termal de la zona, rica en minerales, ha creado impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas que se asemejan a una cascada de agua congelada o a una «cascada petrificada». De algunas piscinas salen hasta burbujas. El agua de estas piscinas proviene de manantiales termales subterráneos, cuya alta concentración de minerales (como el carbonato de calcio) crea estas formaciones a lo largo del tiempo.

Primero empecé por el valle, al cual había que bajar 360 escalones hacia abajo para poder ver desde ahí la «cascada petrificada» de otro punto de vista. Muy bonito, pero ahora había que subir todos esos escalones para arriba. Hacía calor y una vez arriba apetecía meterme en las aguas de las piscinas. Viendo que no me quedaba mucho más tiempo, metí solo las piernas. Hice varias fotos bonitas con el reflejo del agua y el fondo.

Nos volvimos al autobús y fuimos a visitar una fábrica tradicional del mezcal. Nos explicaron el proceso de como hacer el mezcal y después pudimos probar de nuevo varios mezcales. El primero de 55 grados fue el más fuerte y me dejó la garganta demasiado calentito. Los que más me gustaron fueron las cremas, mucho más suaves y dulces.

Sobre las 20:00 de la tarde llegamos de vuelta a Oaxaca. En el free tour de ayer me contaron sobre el restaurante «Tlayudas el negro». Aquí organizaban está noche un Guelaguetza, una fiesta cultural que incluye bailes, música y representaciones de las costumbres de las regiones del estado de Oaxaca. Se celebra durante el mes de julio, donde hay múltiples celebraciones por toda la ciudad. Me fui con una pareja, ella mexicana y él británico, a cenar y ver mientras tanto el espectáculo. Le dije a Matro, que también estaba en la ciudad, que se uniera con nosotros pero al final no vino. Varias parejitas jóvenes estuvieron durante una hora haciendo los bailes de cada región. Estuvo entretenido y había ambiente, pero la pareja con la que yo estaba apenas hablaba y se me hizo un poco largo al final. Tras terminar el espectáculo y la cena, me recogí al hostal. Allí me puse a organizar mis próximas días y en la sala común estuve hablando también un rato con una chavala francesa. Con toda mi administración preparada, me fui a la cama. ¡Mañana toca destino nuevo!

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