Ayer terminé de escribir y actualizar la web a las 23:00. Estaba sentado en la sala común y estaba a punto de recoger mis cosas para meterme en la cama. Se acercó una mujer mayor a mi preguntándome sobre el WiFi. Le había escuchado hablar anteriormente en español y le contesté en español. Al final estuvimos ahí sentado y charlando durante una hora y media. Una mujer encantadora de Valencia y le estuve ayudando planeándole su próxima semana en el sur de Tailandia.

A las 06:45 me sonó la alarma. Desayuné y recogí mis cosas. Me fui andando al hostal nuevo y dejé allí mis cosas. Había contratado el tour para que me recogiera en el hostal nuevo. A las 08:00 vinieron a por mi y la primera parada fue el templo blanco, un templo moderno. Me gustó, ya que era algo diferente a lo que había visto anteriormente. Pude hacer varias fotos. Después de eso nos fuimos al templo azul, otro templo moderno diseñado por el mismo artista que el templo blanco. Este templo azul es más pequeño y menos impresionante.

La tercera parada fue la casa negra, un recinto con varios edificios negros lleno de arte hecho por un artista famoso tailandés. Después de eso fuimos a ver lo que más estaba deseando. Íbamos a ver la tribu de las mujeres con los cuellos largos. Me acuerdo que de pequeño vi una imagen sobre esta tribu en mi libro del colegio. Siempre me ha fascinado, ya que es algo totalmente impensable en nuestra cultura. Estos anillos se les pusieron originalmente a las mujeres para protegerlas contra los ataques al cuello de los tigres. Después se convirtieron en una imagen de belleza. Desde pequeñas se le van añadiendo anillos, los cuales pesan un kilogramo cada anillo. Lo más sorprendente: nunca se lo quitan, ya que con los años los músculos del cuello están tan debilitados que podría causar la muerte. Otro dato interesante: el cuello no se le ha alargado, son los hombros y las clavículas que se han ido bajando con el peso de los anillos.

Tras pasear por el pueblo de la tribu nos fuimos a una plantación de té para probarlos. Después de eso un almuerzo y nos fuimos para la parte más norte de Tailandia. Aquí pude ver la frontera con Myanmar, un país que ahora mismo está en guerra civil. Turistas no pueden entrar en este país, solo Tailandeses.

Última parada fue el triángulo de oro, un punto donde se puede ver los tres países (Tailandia, Myanmar y Laos) con el río Mekong. Allí visitamos también el museo del opio. Volvimos a Chiang Rai sobre las 19:00 y pude hacer el check-in. Me puse a preparar algunas cosas para mañana y salí a cenar de nuevo al mercado de comida callejero nocturno.

Fui al mismo kiosco que ayer para pedir comida y al pedir empecé a hablar con una chavala. Nos dieron la comida y nos sentamos juntos para cenar. Después de cenar, Natasha y yo nos fuimos a dar una vuelta por el mercado nocturno. Se juntaron dos chavalas más y una mujer mayor de Tailandia. La tailandesa había ayudado por la mañana a Natasha llevándola a varios sitios turísticos. Nos sentamos a tomar una cerveza y estuvimos hablando sobre nuestras vidas. La tailandesa, con el poco inglés que hablaba, empezó también ha compartir sobre su vida. Un marido que le maltrata, sin poder trabajar por enfermedad, poco dinero, una hija que está estudiando medicina y ha tenido que pedir un préstamo para poder pagárselo a su hija. Son todas cosas que a los 4 nos dejo emocionado por lo que estaba viviendo la señora. De nuevo, me di cuenta de lo afortunado que era y que no me tenía quejar de los pequeños problemas de la vida. Era la 01:00 y nos despedimos todos. Le di un abrazo a la tailandesa y me marché al hostal.