¡Hoy es el día de volver a casa! A las 4 de la mañana cogí un minibus del hostal para que me llevara al aeropuerto de Atenas. Tras un transbordo en Milan, donde almorcé un ramen riquísimo en un restaurante japonés, llegué sobre las 17:00 de la tarde a Málaga. Fue extraño al principio de estar de nuevo en tierras españolas: escuchar la gente hablando español, los carteles de publicidad, la temperatura y ver los bares con sus tapas y su Cruzcampo.
Mi plan original era quedarme la noche en Málaga para no llegar tan tarde a mi ciudad para sorprender a la familia. También podría visitar así a Irene, pero desafortunadamente ella estaba por trabajo fuera. Vi que había un BlaBlaCar disponible y decidí cogerlo ya que llegaría sobre las 21:00 a mi ciudad. Tuve una agradable ruta en coche donde estuve charlando con la gente que iban en el coche.
Por fin llegó la hora de pisar de nuevo mi ciudad tras haber estado 10 meses fuera. Me dejaron en la calle principal y tuve que andar unos minutos para llegar a casa de mi madre. Era un sentimiento raro volver andar por estas calles. Llamé a la puerta y mi madre abrió la puerta. Encendió la luz para ver bien quien era y ahí se dio cuenta que era yo. Nos dimos un gran abrazo y muchos besos. No le había dicho a nadie que hoy sería el día de mi vuelta a casa.
Rápidamente vinieron algunos familiares a visitarme y tras eso me escapé de casa por un momento para ir al supermercado. Tenía ganas de comer algunas cosas que había echado de menos tras tanto tiempo. Tras una rica cena, dejé mi equipaje en una esquina y me acosté en mi cama. ¡Home Sweet Home!